Capitulo 3

36 4 0
                                    

No hay presencia de Lina ni de Oliver en casa, pero me acerco a su puerta de todas maneras. No hay nadie en su habitación. Intento recordar si Lina me había contado algo sobre si iba a salir esta noche, o sobre si pasaría la noche en casa de alguien más, pero sinceramente no recuerdo nada. Camino hacia la cocina para servirme un vaso de agua.

Tengo la garganta seca por el trayecto de vuelta. Cuando enciendo la luz, me fijo en qué hay una nota pegada en el refrigerador, algo típico en Lina. La hoja decía: «Estaremos en casa de Angela, te amamos.»

Espero que Juliet no se haya molestado tanto conmigo por haberla dejado ahí. Lo extraño es que Juliet ni siquiera solía hablarme las veces que me veía por el pasillo. Juliet parece ser una chica linda y amable, pero no es ninguna de las dos cosas. En realidad, siempre se la vive burlándose de los demás y metiéndose con las chicas que según ella, no son atractivas. No entiendo por que acepte ir a la fiesta con ella, para empezar. No es mi tipo, y creo que jamás podría llegar a serlo. Y no hablo físicamente, hablo mentalmente.

Me siento atrapado de alguna u otra manera, pero sigo sin entender por que me siento así en cada lugar en el que estoy. Decido salir a dar una vuelta en mi coche, otra vez. Ya era muy tarde para salir a pie y tampoco tenía ganas de caminar.

Llego a una gasolinera y me compro una botella de soda y dos paquetes de gomitas. Solo llene hasta la mitad el bote de soda, pues la otra mitad la llene con un poco de alcohol que encontré en la habitación de Lina. Me estaciono fuera de la gasolinera e intento comer lo que he comprado para matar un poco el tiempo.

Pienso en probablemente Cameron ahora esté en su casa sin nada que hacer, pues él no fue a la fiesta de Hector esta noche por culpa de su padre.

Decido ir a su casa, necesito un amigo.

No quiero estar solo.

✬ ✬ ✬

Para cuando llego a la casa de Cameron, ya llevo en mi sistema varios tragos de alcohol, así que ya no me siento tan mal.

Ojalá fuera así todos los días, llevaba tiempo sin sentirme de esta forma... y me asustaba un poco.

Me estaciono enfrente de su casa porque afuera de ella no hay espacio por todos los carros que tiene su padre ahí aparcados. Me pongo a pensar en lo que estoy haciendo, pues ya es un poco tarde para estar aquí. Seguramente ya todos están dormidos ahí dentro. Pero de todas formas me acerco hacia la puerta de entrada. Tardo un poco en tocar la puerta porque intento ser sigiloso. Escucho murmullos y risas adentro de la casa. Por un momento pienso en que es Cameron con una chica, pero inmediatamente borro esa idea, pues la voz no era para nada parecida a la de Cameron.

Me asomo a la ventana que da a la cocina y logro ver una silueta de un hombre grande y alto. Por la altura y el tipo de cuerpo, me doy cuenta que es el padre de Cameron. Al lado de él hay una chica robusta, con el pelo a las caderas y se estaban abrazando cariñosamente.

Entonces me doy cuenta de que esa no es Melissa, la madre de Cameron. Melissa lleva el pelo por arriba de los hombros y es un poco más alta. Mi estomago empezó a revolverse de una manera insana, quería vomitar, y no sé si se debía al alcohol que habia tomado hace unos minutos, o por el hecho de estar presenciando el como le ponen los cuernos a la madre de mi mejor amigo.

Dios, todo me está dando vueltas. Tengo mucho asco. Decido salir de ahí lo más rápido que puedo, corro hacia mi coche pero me doy cuenta de que no llevo las llaves conmigo. Lo último que me hacía falta era haber perdido las jodidas llaves de mi auto. Probablemente se cayeron afuera de la casa de Cameron, pero ni siquiera me da tiempo de ir a buscarlas porque el padre de Cameron y esa silueta robusta que había visto están saliendo por la puerta.

Después del atardecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora