Al día siguiente no vi a Juliet por los pasillos de la escuela. Ni tampoco el resto de la semana. Empecé a creer que estaba escondiéndose de mi, y por esa razón era que no la había visto. Si que sabía esconderse.
A pesar de no haber razones para que lo hiciera, yo seguía sintiendo eso. ¿Tengo que disculparme con ella por lo qué pasó en la playa? Sigo sin entender porque todo se fue tan rápido a la mierda. Enserio quería su amistad, al menos... pero creo que ella lo último que quería era mi amistad. Si hubiera sido un poco más sincera desde el principio, tal vez las cosas hubiesen sido diferentes... aún que lo más probable es qué tal vez no nos hubiéramos acercado tanto como lo hicimos.
No dire que me duele su ausencia, porque lo que en realidad me duele es la forma en la que se fue. En la que me dijo todas esas palabras que, seguramente, llevaba tiempo pensándolas.
Todos decimos cosas que no queremos decir cuando estamos enojados, pero, a veces me pongo a pensar en que, quizá; decimos lo que llevamos guardado tanto tiempo en el ataque de ira porque no pensamos en cómo se vaya a sentir la persona, solo pensamos en joderla a cómo de lugar. No hace falta justificarse diciendo que lo que dijiste simplemente fue porque estabas enojado... es lo que lo llevabas guardado hace tiempo, pero no tenías los huevos de decirlo.
Estoy en camino a la cuarta clase del día, es de español, y sinceramente no tengo ánimos de entrar, pero no puedo seguir reprobando materias.
Cameron estaba recargado en unos casilleros lejanos al de él, no sé a quien exactamente estaba esperando, aún que comienzo a pensar en que él y Carolina han estado saliendo juntos más de lo que me imaginaba. Quizá, pronto sean algo más que solo folliamigos.
—Hey —lo salude—. ¿A quien esperas?
Cameron me miro, nervioso.
—A Carolina... estaba a punto de llegar, pero al parecer se retrasó.
—Ah, está bien —le dije. Me miré los tenis, porque ya no sabía que más preguntarle.
—¿Vas a entrar a clase? —me preguntó.
—Si, con Mónica —refunfuñe—: Español.
—Que mierda, esa maestra es tan aburrida. Lo siento por ti.
—¿Y tú tienes clase?
—No, tengo libres las ultimas horas.
—Vaya... que suerte.
Asintió.
—Bueno, me voy a Español, ¿te veo más tarde?
—Si, nos vemos más tarde —sonrió.
Camine hacia la clase de español, pero me retracte inmediatamente al ver a Juliet dentro del aula. La maestra aún no llegaba, y ella estaba sentada en el escritorio, hablando con más chicas del salón.
Maldecí entre dientes, al parecer él que ahora quería evitarla era yo. Tan solo verla me acordaba de todo lo que me dijo, y de cómo me sentí aquel día. No la culpo por todo lo que me dijo, porque es exactamente lo que piensa. Me culpo a mi por haberle creído.
Me odio.
Y también odio la clase de Español.
Voy de camino a la salida, para irme de nuevo a mi casa. Tal vez dormir un poco acomode todas mis ideas, y la verdad es que me hace mucha falta dormir. Llevo días sin poder hacerlo.
Esta vez no traje mi carro, me parecía innecesario traerlo, me daba igual ir a pie a la escuela. Caminar servía para despejar mi mente un rato; caminar era el único tiempo a solas conmigo mismo en el que no solía acomplejarme. Simplemente caminaba, miraba a mis alrededores, y trataba de no pensar en todo.
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Después del atardecer
RomanceDaniel no sabe mucho de la vida. No sabe lo que es vivir, ni lo que es sentir, pero lo que si sabe, es que está cometiendo un gran error al dejar que una extraña entre de nuevo en su corazón. Lo que él no sabe es que está apunto de terminar con el...