Capítulo XVI - Talento oculto

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× × ×

8:46pm.

Las nubes se ciernen imponentes sobre la luna, bloqueando todo atisbo de seguridad y calma. Aullidos de perros se hacen presentes, algo raro ya que viven al lado de una puta playa.

Él no cree en esas cosas, pero jura que el ambiente está en contra suya.
Eso o el mundo lo odia.

Tiembla de frío, y eso que tenía como cuatro mantas encima, pero parece ser que no eran las suficientes como para mantener su calor para una mayor comodidad.
Solo sufre del tormentoso frío digno de una nevera, y, honestamente, desearía más que fuese una nevera.

Al menos se podría apagar.

Termina por hartarse; baja de la cama con cuidado y sale de la habitación. Su objetivo es la cocina, quizá para poder comer y beber algo para dormir mejor.
O algo así.

Mientras baja por las escaleras se talla uno de sus ojos, gruñendo por el aberrante frío que domina el ambiente. Quizá incluso decida quedarse en la sala, solo necesita encender la chimenea y listo.
Esa es su idea, así que baja con más ánimos al imaginarse la calidez del fuego acariciar su piel.

Solo quiere dormir calentito, vamos.

Pero rápidamente se percata de algo, se da cuenta de una armoniosa melodía resonar suavemente en el piso de abajo.
Parece una tonada suave y tranquila, pero la voz femenina que escucha es bastante familiar.

¿Acaso la hermana del emo estaba allí?
No se le haría extraño la verdad.

Sin embargo, una vez llega al primer piso una curiosa figura se muestra sobre el sofá, justo frente a la encendida chimenea. No tarda en darse cuenta que era la pelinegra, quien parece no ha notado su presencia aún.
Ella tiene en su regazo una guitarra roja de detalles negros y uno que otro toque dorado, aunque ya se le notaba el tiempo y el rojo parecía más un marrón saturado.

Ella tiene sus ojos cerrados, pero su mano izquierda se posiciona perfectamente en el diapasón del instrumento, presionando cada cuerda necesaria para ejecutar el bello vibrar con la derecha, en específico, el pulgar.

No hay que ser un genio para deducir que está tocando música, aunque lo que llama su atención es el hecho de que solo está ella.
Entonces, ¿qué pasó con la voz?

Fue ahí cuando Roxanne responde su pregunta.

Porque es ella... quien está cantando.

("I'm just your problem" por @annapantsu en YT)

...

☄️— ... joder, te extraño... — respira hondo —, tú y tu terquedad...

🥊— ¿A quién extrañas?

☄️— ¿Eh?

Rápidamente desvía su vista del instrumento de cuerdas hacia la subida de las escaleras, viendo entre las sombras de la noche una silueta parada como si nada, observándole en total silencio fuera de lo ya dicho.
Mentiría si dijera que no sabía quién era, pero realmente no terminaba de diferenciar a Fang de Edgar.

Sí, uno es más alto y fornido que el otro, pero cuando Fang tiene su cabello suelto es complicado diferenciarlos.
Además, es de noche.
Y su pelo es muy largo.

Hasta parece una chica.

Ella se muestra sorprendida al inicio, pero luego adopta una mueca seria e intenta ignorar al karateca que recién se aparece ahí enfrente.

☄️— No es de tu incumbencia — ladra —, así que más vale que te vayas a dormir de nuevo, ahora.

🥊— Hey, tranquila, no le diré a nadie si eso te preocupa — sonríe inocentemente —. Además, he querido hablar contigo hace un rato...

Roxie se lo piensa bien, y tiembla al pensar que debe de hablar con el pelimorado.
Vamos, técnicamente se lo prometió a Buster, pero no pensaba que tendría que hacerlo el mismo día.

No estaba preparada.

Ella mira durante un rato la fogata, ve el fuego crispar tras los barrotes de hierro que protegen el hogar de las abrasadoras llamas rojas y naranjas, tal como un exquisito baile exótico de colores cálidos y reconfortantes, dispuestos a calmar su tormentosa mente para ofrecerle algo de la paz que tanto necesitaba, así quizá podría pensar en algo útil.
O mínimamente no cagarla mientras charlan ellos dos.

Antes de darse cuenta ve que Fang se sienta a su lado, tan tranquilo como si llevara ahí horas.
Parece que, aparte de karateca, es ninja.

La de mechón rojo mira la fogata tal como lo hace él, luego mira al varón junto a sí con duda.
Ahí es cuando ella se percata de la musculatura no tan prominente del joven, quien, a pesar de no ser tan fornido como su amigo cinéfilo definitivamente tenía sus buenos músculos, sobre todo en las piernas, donde el holgado pantalón deja bastante a la imaginación.

Luego observa su semblante calmado, cuya combinación con su largo cabello suelto le dan un toque misterioso pero enigmático, tal como un tigre en las salvajes selvas de asia.
No niega que es atractivo, sí, pero el verlo tan campante y calmado le trae malos recuerdos a la cabeza.
Es una persona algo resentida, quizá típico de su gente, pero tampoco quiere odiarlo por todos los días que le faltan hasta morir.

Quiere por lo menos llevarse bien con él, o al menos no sentir una molestia tensión desintegrar su esperanza por cumplir la promesa a su amigo.
Mete la guitarra en su estuche, el cual deja apoyado sobre el otro sofá.

Algo va a pasar.

Duda en sí debería de hablar, si debería de callarse o si era mejor idea darle un puñetazo para dejarlo dormido, llevarlo a su habitación y fingir que nada pasó.

Un poco exagerado creo yo.

Por suerte Fang da el primer paso, eludiendo así la posible ruina dirigida hacia su bella cara.

🥊— Sabes... tengo la sensación de que sigues enojada conmigo — sigue mirando el fuego —. Ya sabes, por lo de aquél día y esas cosas...

☄️— Mhm... — menos mal Edgar no está cerca —, quizá un poco, no te lo voy a negar, pero...

🥊— ¿Huh? — le voltea a mirar.

☄️— Yo... tampoco quiero odiarte toda la vida — confiesa —. Es una estupidez si lo piensas bien, solo se escandalizaron por seguir la corriente...

🥊— Tienes razón, pero aún así no me parece justo — replica —, no mereces que te alejen solo porque te defendiste de alguien que no entendía qué estaba haciendo.

☄️— Supongo que tienes razón — su mirada cae sobre la chimenea —, fue más la culpa de ambos.

🥊— Sí, eso creo.

Un silencio invade el ambiente, pero sorprendentemente no es tenso ni se siente incómodo.

Ambos brawlers disfrutan de las suaves chispas brotar de entre los barrotes, flotar en el aire y desaparecer como si nunca hubieran existido. Disfrutan del calor que les otorgan las danzantes llamas y depositan su tensión en las pequeñas nubes de humo que se veían sobre el ardiente elemento, perdiéndose entre las paredes de la robusta chimenea hasta esparcirse a las afueras de la cabaña, donde serían uno con el ambiente.

Disfrutan de la compañía mutua, quizá porque finalmente pudieron hablar sin tener un cuchillo en la espalda.

De manera retórica... y quizá algo literal.
No se sentía forzado, para nada, era más del lado disfrutable que otra cosa.

Entonces Fang pregunta.

🥊— ... ¿quieres hablar?

Una casa para dos (y otro...) - a Brawl Stars Fanfiction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora