Capítulo XVIII - Rato de calidad

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× × ×

No sabe realmente cómo tomar aquella noticia, pero a largo plazo será muy beneficioso para su salud.

Su jefe de área y el comandante se habían enterado de su alarmante estado de salud gracias al consejo Brawl, quienes se encargaron de darles un sermón por permitir que la pobre chica se matara todos los días de tal manera que su horario de sueño fuera más que deplorable.
En conclusión, que ambos tipos tuvieron que bajar la intensidad de su trabajo para que ella pueda recuperarse, así que ahora trabaja menos tiempo y con menor intensidad.

Le informaron todo eso mediante mensajes de texto, por lo que mientras se encontraba revisándolos el karateca pudo ver de reojo lo que decían.

Ella estaba sentada a su lado ya que ambos veían una película en la sala.

Han pasado un par de días desde que durmieron juntos en la sala, desde entonces han intentado mejorar su relación, resultando en un gran éxito. Parece ser que la apertura de ambos al contar sus historias creó un gran lazo de confianza mutua.
Ambos conocían la historia del otro, quizá por eso ahora su dinámica era más sencilla y menos tensa.

Un buen avance la verdad.

☄️- Huh, curioso... - mira su móvil con duda y curiosidad a la vez, como si el mensaje estuviera escrito en otro idioma -, no pensé que realmente se preocuparan por mi.

🥊- ¿Tus superiores? Bah, seguro alguien más los amenazó - gruñe.

☄️- Hmm... tienes razón.

La chica pregunta por su nuevo horario, el cual le es entregado minutos después por el mismo contacto.
Una vez con su horario de trabajo en manos ella apaga su móvil, así puede concentrarse mejor en la película.

Le sorprende un poco que Fang no la haya despausado (cosa que hizo cuando vio que la morena respondía a su móvil), por eso le mira.

☄️- Fang, puedes seguir la peli...

🥊- Lo sé, es solo que... - el joven respira profundo -, quiero que Buster también la vea. Apenas recuerdo que él es un gran fan de John Wick.

☄️- ¿Quieres que vaya por él?

🥊- No, tú quédate, yo voy.

☄️- Bien, como quieras.

La morena se queda en su sitio mientras ve al pelimorado levantarse de la silla, estirar su cuerpo e irse caminando escaleras arriba. Ella sonríe de lado, feliz de que los tres puedan finalmente tener una típica "noche de amigos", poder contarse chistes mutuamente y poder sonreír sin sentir esa molesta aura de incomodidad y rencor que tanto dominaba la casa los primeros días luego de la llegada del karateca.
Por fin podían sentirse como una familia, aunque fueran originarios de tres sitios totalmente diferentes del mundo.

Vamos, un gringo, un asiático y una latina no era para nada algo convencional.

Aunque eso le trae memorias, memorias de cuando ella tenía una familia feliz antes de que el imbécil de su padre se fuera del hogar detrás de una rubia culona, bruta y mala gente. Tras eso su madre cayó en una profunda depresión, no pudo mantener bien a sus hijas así que tanto ella como ambas hermanas decidieron trabajar para mantener su hogar.
Al final lo perdieron, no lograron pagar todas las deudas a tiempo y fueron desalojadas de allí.

Las cosas empeoraron, su madre se dejó llevar por su tristeza y entró en la adicción de las drogas y el alcohol, especialmente la cocaína, de las drogas más populares del país.

Y el resto... bueno, ya sabemos cómo terminó todo eso.

Roxanne suspira de manera pesada, recordar su vieja vida solo le trae tristeza.

Mientras Fang busca a Buster ella aprovecha y se levanta del sofá, estira sus brazos y camina hacia su habitación, donde entra con cuidado antes de cerrar la puerta, asegurándose que nada del interior se vea. Claro, es verdad que Fang está en el segundo piso, pero aún así quiere asegurarse.
No pierde nada con hacerlo.

Una vez dentro suspira, se recuesta en su cama, toma un libro para leer y mira de reojo con cierta pena la guitarra sobre el soporte del instrumento, junto a su estuche.
O bueno, "su" guitarra.

En verdad esa guitarra solía ser de su hermana, en esos tiempos donde su pareja la había engañado, así que ella y su hermana habían creado una canción para enseñarle de qué se estaba perdiendo. Sí, muy tonto y todo, pero hey, eran adolescentes de 15 y 17 años respectivamente, la estupidez les brota hasta por los poros a los jóvenes de esas edades.

Curioso, sin duda.

Sin embargo, a pesar de lo horrible que pueda ser no dejar ir su pasado o similar ella simplemente no puede dejarla ir. Fue alguien muy importante en su vida, dejarla ir sería como traicionar su relación de hermandad de casi 20 años.
20 años donde ambas se ayudaron mutuamente, siempre velando por la seguridad de la otra antes que la propia incluso. Comían, dormían, luchaban y se curaban juntas.

Eran inseparables.
Sí, eran...

Un pesado suspiro sale de sus labios, coloca su antebrazo derecho sobre sus ojos mientras estira el izquierdo para dejar el libro en la mesita de noche.
Tenía ganas de leer, pero esas ganas se fueron muy rápido de su cabeza.

Siente sus ojos hincharse y humedecerse, dando un simple pero conocido indicio de que iba a llorar, mas ella se niega.

No quiere seguir llorando por su hermana, no quiere seguir sintiéndose mal por ella porque sabe que eso solo la va a aferrar más a algo que nunca podrá volver. La mente del ser humano es tan lista y tan tonta a la vez, haciéndose daño a sí mismo al recordar aquellos bellos momentos que jamás volverán, que solo son recuerdos, nada más.
Intenta hacerte sentir bien, pero logra todo lo contrario.

¿Por qué es tan difícil dejar ir...?

El chirriar del metal rápidamente capta su atención y rompe toda la "serenidad" que sentía en ese momento, por eso se sienta de una en la cama y fija su vista hacia la puerta de la habitación.
Espera... ¿puso el seguro?
Tal parece que no, en la puerta el pelimorado le mira con sorpresa y preocupación a partes iguales.
¿Tan evidente es su tristeza?

🥊- Rox, ¿estás bien? - cuestiona -, venía a decirte que Buster ya nos está esperando, pero...

☄️- Yo... - suspira -. No, estoy bien, no te preocupes...

🥊- ... - Fang niega -. No te creo nada.

☄️- Fang... - ella mira a otro lado, cerrando sus ojos -, n-no te preocupes, estoy bie-

Ni pudo reaccionar cuando el karateca ya estaba a su lado, mirándole fijamente con aquellos brillantes y hermosos orbes dorados dignos de un felino. La preocupación era palpable en su rostro, así que supone que él se acercó más por inercia que por otra cosa.
Definitivamente debe ser un ninja.

Ella le mira confusa, aunque la expresión del menor es bastante tierna, no lo va a negar.

🥊- No, no estás bien. Déjame ayudarte... - su mirada pasa a ser una de tristeza -, por favor...

Roxanne no puede evitar mirarlo con ternura, tal como si viera a un perrito de la calle hacerle ojitos tiernos por algo de comida.

Ay, y pensar que antes quería romperle la nariz...

Una casa para dos (y otro...) - a Brawl Stars Fanfiction Donde viven las historias. Descúbrelo ahora