Capítulo 14: Objeto de Protección

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Carolina

Me dirigí hacia la oficina de Rixton, cuando abrí la puerta el se encontraba leyendo unos documentos.

— ¿Por qué tardaste tanto?

— Perdón, me duché antes de venir.

Dejo los documentos que estaba leyendo sobre el escritorio.

— Necesito que leas algo. — informó serio.

— ¿A pasado algo? — pregunté preocupada.

Me extendió una carpeta, la cual dudosa la recibí. — Léelo por ti misma.

Abrí la carpeta con nervios de lo que me fuera a encontrar. Por mientras que leía sentía como mi mundo se derrumbaba ante mi nuevamente, intenté evitar las lágrimas pero fue imposible. Lágrimas gruesas comenzaron a bajar por mis mejillas, ahogué un sollozo.

— Estos... — se me quebró la voz — son registros de un orfanato, de mi.

— Cómo dice ahí, tu padre te adoptó cuando tenías siete años.

Me cubrí la cara con las palmas de mis manos.

— No se... si sentirme feliz por no ser la hija de ese hijo de puta — Rixton se rió ligeramente — o... enojada por qué no me lo haya contado.

— Hay otra cosa que debo decirte.

Levanté la mirada hacia él. — ¿Qué?

— Ya hemos acordado un intercambio.

Palidecí. No quería volver hacia él de nuevo.

— Pero sospechamos que él tiene un plan.

— ¿Entonces?

— Dejaremos que te vallas con él, pero sabremos tu ubicación en todo momento.

— ¿Cómo?

— Con esto — abrió un cajón a su lado en el escritorio dónde saco un collar y me lo extendió. — Si estás en peligro debes apretarlo.

Recibí el collar con una piedra de color rojo y en sus bordes dorado, sintiéndome aliviada un poco.

Sonreí antes de decirle: — Gracias.

Él me miró con ojos comprensión — Nadie se merece ser una víctima de esa escoria.

Asentí — ¿Me lo podrías poner?

— Claro.

Se levantó de su silla y se aproximó a mi, yo hice mi cabello a un lado mientras él me colocaba el collar por la nuca. — Listo.

Solté mi cabello. — Te queda bien.

Salí de la oficina después de agradecerle nuevamente.

Mike

Había finalizado mi misión con éxito. Logrando sorpresivamente no manchar con sangre del sujeto mi ropa. Aterricé cerca de la puerta del castillo, había tenido que venir volando por qué no tenía conexión alguna. Entré encontrándome con la rubia saliendo de la oficina de mi padre.

Fruncí el ceño — ¿Y eso? — le pregunté señalando a un collar.

— Pensé que eras inteligente. Es un collar, me lo regaló Rixton.

— Te queda horrible. — mentí.

Ella frunció los labios — Horrible tu aburrida ropa, tarado.

— Por lo menos no me ando vistiendo como si fuera una Barbie. — contraataqué.

— Vete a la mierda. — dice antes de dirigirse hacia las escaleras.

— Cuidado con esa boca, rubia. — amenacé antes que desapareciera de mi vista.

Menos mal hoy le tocaba vigilar a Viktor. Agradecí al universo antes de subir a mi habitación para darme una ducha, ese hijo de puta que tuve que matar brindaba de mucha resistencia, provocando que sudara.

Sebastián Baltasar

Teníamos todo listo para el intercambio que sería en unos días. Ya no aguantaba tener una soportar la ausencia de esa chica, aunque la hubiera adoptado solo por sus dones, le había tomado afecto. Armamos un plano dónde se podía ver el lugar donde se haría el intercambio y les informamos a cada escolta lo que tenían que hacer. Estaríamos vigilando la zona con un dron antes para ninguna sorpresa se realizará por parte de Rixton.

Algunos escondidos en la entrada, otros en la salida y algunos por el perímetro de adentro del lugar. Teníamos el equipo de armamento suficiente para que esto no fallara. Iríamos en camionetas blindadas y estaríamos armados con algunos cuchillos en la cintura por si acaso.

Solo si hubieras llevado el collar

Maldecí mentalmente, el collar que le había regalado en su cumpleaños lo había dejado en su mesa de luz aquella mañana. Si solo se lo hubiera puesto sabría su ubicación.

Este plan no fallara

Estaba seguro de eso.

Peligrosa Atracción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora