Capítulo 22: Al mando

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Mike

Era cansador ser el segundo líder de muchas mafias que constituían Latinoamérica. Mi padre me había ascendido, aseguró que ya estaba preparado para asumir el mando junto con él. Las decisiones deberían tomarse conforme la opinión de los dos, pero claro, Rixton siempre tenía la última palabra. Me levanté fastidiado por la poca luz del sol entrando por las ventanas a mi habitación, aunque tuviera cortinas negras para que no se traspasara. Después de haberme cambiado me dirigí al comedor donde desayunaba, en el camino me recogí el cabello en una coleta, pero no pude deshacerme de los mechones que se escaparon de ella.

Acto seguido, pude ver a todos los chicos sentados desayunando junto con mi padre. Jale se había cortado el cabello, pero eso no detuvo a sus rulos dorados caer por su frente, Connor le había crecido pero muy poco, debido a que siempre le daba un tipo de crisis tenerlo largo y se lo cortaba el mismo. Viktor se encontraba casi igual, casi debido a la cicatriz en su mejilla, resultado de una misión. Mi padre le ofreció dinero para que se la sacara, pero él se negó, afirmando que no le importaba.

— Buenos días.

Asentí como modo de saludo hacía todos, no me gustaba decir "buenos días" por el simple hecho que no iba a ser un buen día, y también por qué me encontraba de mal humor en las mañanas como para responder lo mismo. La única luz que iluminaba la mesa era la niña hace unos minutos había entrado por la puerta y se sentó en la silla que se encontraba a mi lado en la mesa. Flor había crecido un poco en altura, aunque no tanto para superar a alguno de los grandulones con quienes vivía.

— ¡Hola! ¿Durmieron bien?

— Si, enana. — respondió Jale con una sonrisa.

Flor le respondió con una sonrisa y esperó hasta que la pelirroja le trajera su desayuno al igual que yo. La pelirroja es una empleadas que mi padre había contratado, no me cayó bien la sonrisa seductora que embozó al verme y solo me dediqué a ignorarla. Como todas las mujeres que se me acercaban después de haberlas follado una vez.

— Buenas, Mike. — ¿Quién se creía para llamarme por mi nombre?

— Joven Villamizar para ti, insolente.

Respondí con seriedad, la cual pude notar que la puso nerviosa. — Está... bien.

Después de haber traído del desayuno de Flor y el mío, los dejó en la mesa y se retiró. Moviendo sus caderas al caminar como si eso provocará algo en mí, quise reír.

— ¿Has hablado con el soplón que tenemos?

Preguntó Viktor mirándome.

— No, después de desayunar lo haré.

Se refería al hombre que habíamos secuestrado debido a que descubrimos que tenía nexos con Mark Félix. No tenía nada que ver con la rubia, aunque me hubiera gustado volverla a ver, no se trataba de eso. Mi padre tenía muchas cuentas pendiente con él, y me había puesto la misión de encontrarlo, vivo o muerto.

— Se rumorea que la muñeca se ha convertido en su mano derecha.

Reveló mi padre de repente, no demostré la sorpresa que me había producido.

— No le harás daño cuando encontremos la ubicación de Félix, ¿verdad?

— Ella no tienen nada que ver en los asuntos de Félix y yo.. — hizo una pausa pensativo — pero si se interpone no lo sé.

Deseé con todas fuerzas que no intentará defenderlo, pero era casi imposible que eso no pasara.

— ¿Jugarás conmigo después?

— Flor, tienes diez años.

— ¿Y?

— Ya veremos, pórtate bien y no salgas.

Fue lo último que pronuncié antes de terminar mi desayuno y levantarme de la mesa. Me dirigí al camino de los calabozos del castillo, un guardia me recibió y abrió el candado para permitirme la entrada. Enseguida mis fosas nasales sintieron el olor humedad y el de sangre. Muchas personas habían estado aquí, habían sido torturadas. Algunos sobrevivieron por qué mi padre así lo quiso, pero otras no contaron con la misma suerte. Era a prueba de sonido, todos los gritos, llantos y súplicas eran en vano cuando alguien se encontraba allí. Se podía considerar un infierno.

Me dirigí a la celda donde se encontraba aquel hombre. Desearía decir que no se merecía encontrarse en esta situación, pero es todo lo contrario. Este hombre tenía una esposa la cual golpeaba y una hijastra la cual violaba cuando se le daba la gana, además de eso, tenía muchos más delitos a sus hombros. Nexos con la mafia de Mark Félix era algo pequeño para su hoja de vida. Él hombre se encontraba en el calabozo hace una semana, estaba sudoroso, su cabello rubio se pegaba a su frente y a veces gritaba por la hambruna que sentía. Pero su poca energía no daba para mucho.

— Maldito hijo de... — lo golpee con mi puño en la mejilla.

— A mí me respetas imbécil. — exigí viéndolo.

Noté que estaba viendo mis iris más rojos, pareciendo llamas de fuego y enseguida comenzó a temblar de miedo.

— ¿Qué? ¿Ahora no te sientes tan gallito?

Le di una patada en la entrepierna, la cual el se retorció de dolor. Acto seguido, saqué mi navaja de mi cintura y pasé el filo por sus piernas, cerca del miembro.

— ¿Qué... quieres?

Preguntó tembloroso.

— La ubicación de Mark Félix.

Él soltó una risa sin gracia.

— No querrás meterte con él..

— Salvaré a mi rubia de su mafia después de haberlo matado.

Dije con la voz firme.

— Te la daré.

Confirmó.

Sonreí con suficiencia.

¿Pretendiste que me olvidaría de tí, rubia?

Peligrosa Atracción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora