Un Paso a la Vez [GioMis] [JJBA]

El Gato que Rompió el Hielo - I

Cantidades inagotables de documentos, libros contables dudosos, reuniones con individuos importantes, balaceras con otros individuos no tan importantes.. mas cantidades inagotables de documentos, mas libros contables dudosos, mas reuniones con individuos importantes, mas balaceras con otros individuos aún menos importantes.. y tener que lidiar con uno que otro usuario de stand enemigo.

Ese sería un buen resumen de lo que ha sido la vida de Giorno Giovanna en el último año.

Si, ha pasado un año desde que Don Giovanna asumió el control de la organización criminal napolitana conocida como Passione.

Bueno, en realidad poco mas de un año. Doce meses con tres semanas y cinco días para ser mas precisos. Pero, ¿quien lleva la cuenta? Siendo sinceros, Giorno Giovanna no lo hace porque sabe que otros harán eso por él. Y es que eso de vivir pendiente de las "fechas especiales" no es lo suyo, porque algo como preocuparse por celebrar un aniversario o un cumpleaños es un acto netamente emocional y como tal, sería una muestra de debilidad.. y todo ello es inútil, terriblemente inútil.

En cambio, el Don prefiere concentrarse en todo lo que tenga que ver con reformar Passione. Y es así como se le van los días, sumergido en maratónicas sesiones de trabajo que suelen terminar a altas horas de la noche. Pero el Don nunca se ha quejado, porque aquello forma parte del camino que lleva a su sueño.. y como todos ya saben cual es su sueño, mejor nos saltamos esa parte y nos vamos a la noche en la que todo cambió.

 -.-.-.-.-.-

Aquella era la noche de un Jueves. Faltaban cinco minutos para las nueve de la noche. Uno de los momentos favoritos de Don Giovanna estaba por empezar. Él lo sabía y preso por la ansiedad optó por juntar toda la papelería pendiente y arrojarla en el primer cajón de su escritorio.. total, no es que no fuese a continuar trabajando después.

Y si, a estas alturas ya era de pleno conocimiento por todos en Passione que Giorno Giovanna era un trabajólico incorregible. Que siempre tendría una pila de pendientes por atender y que, cuando no había nada en su escritorio que requiriese su atención se volcaría al teléfono y haría venir a sus subordinados uno por uno para exprimirles rendiciones de cuentas que acabarían llenando nuevamente su escritorio con papeles así como también su buzón de correo. Y si acaso no hubiese logrado suficiente con ello, siempre podría llamar a una reunión de emergencia y trazar una vez mas la ruta de las siguientes misiones dentro de sus elaborados planes contra el comercio de drogas. Planes complejos que sólo él conocía y que guardaba con detalle en su siempre confiable y habilidoso cerebro.

Y es que si había otra cosa que todo Passione sabía, es que que el Don era extremadamente hermético con sus asuntos. Su número de allegados cercanos se podían contar con los dedos de una mano y aún ellos, a su pesar, nunca sabrían del todo que era lo que tramaba el inescrutable Giorno Giovanna, impoluto como un santo, implacable como una tormenta, solitario como.. solitario como él mismo.

Porque mantenerse emocionalmente al margen de los demás es algo que hizo desde que asumió Passione por elección propia y porque quizás, eso era lo que había hecho desde siempre..

Pero hoy jueves, como todos los jueves por la noche, Don Giovanna podía permitirse un descanso.

Aprovechando el abrazo de la noche, el silencio reinante y la ausencia total de sus subordinados, Giorno Giovanna se daría el lujo de ser un joven adolescente por treinta miserables minutos antes de volver a ser el amo y señor de Passione.