La Noche del Ladrón de Corazones - Bonus (+18)

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[Advertencia: ⚠ Escenas explicitas +18 ⚠ ]

[Nota: La lectura de esta capítulo no es obligatoria para comprender/seguir la historia]


Los párpados del rubio permanecían cerrados, atrapado en todas aquellas sensaciones que le estaban consumiendo. Sus manos buscaban a que aferrarse, pero no importaba de que se sujetaran, nada que pudiese palpar con sus dedos parecía aplacar su creciente inquietud. Los labios de Guido le estaban volviendo loco, le hacían querer hacer cosas que desconocía, y se ahogaba presa del delirio que viene con la desesperación.


Abrumado, se alejó para tomar aire. Dejó caer la cabeza hacia atrás y acabó mirando al techo sin observar nada en concreto. Su pecho subía y bajaba, la intensidad con la que se habían besado le dejó sin aire. Quería más, mucho más.. ahora lo entendía, ya no podría seguir existiendo sin tener mas de Guido Mista, necesitaba consumirle por completo, necesitaba ser devorado por él.


Guido notó como Giorno tomaba distancia y miraba hacia arriba, siguió sus ojos y contempló las luces apagadas en el techo. Recordó el momento en el que fueron apagadas poco antes de bailar y sonrió. Sus dedos rozaron con delicadeza la mejilla de Giorno, quien desvió los ojos en dirección al pistolero e inclinó levemente la cabeza hacia aquella mano que le tocaba como si fuese de porcelana.


- Amo nuestra vida, Gio.


- Pero Guido -la carcajada del rubio le interrumpió- no tenemos ni media hora de habernos confesado el uno al otro.


- Eso no quiere decir que no hayamos sentido nada antes -le planta un sonoro beso- y gracias a esos sentimientos hemos vivido todo lo que nos tocó compartir, juntos.


- Son las cosas que nos pasaron las que nos permitieron llegar a este momento -desliza una de sus delicadas manos alrededor del cuello del pistolero- tenerte siempre a mi lado me hecho feliz de formas que no imaginas.


Mista no podía sentirse mas en el cielo. Su rubio le miraba con tanto amor que él mismo sentía derretirse ante los gestos del otro. Huyendo del efecto hipnótico que aquellos ojos verdes tenían sobre él, se refugió en la curva de su cuello, inhalando con fuerza su aroma. Nunca pensó que alguna vez aspiraría con tanto fervor y deseo la esencia de otro hombre, pero Giorno era tan único. El sólo sentirle le volvía loco.


Los brazos del rubio le rodearon y casi creyó con inocente seguridad que podría quedarse acurrucado en ese abrazo por siempre. Lastimosamente para su cursi y enamorado corazón, el resto de su cuerpo no opinaba lo mismo.


Envuelto aún en el abrazo, empezó por dejar un rastro de húmedos besos que descendieron desde el cuello hasta la clavícula, y los suspiros del rubio empezaron a hacerse mas prolongados y profundos.


Por un breve momento Mista pensó que quizás estaba yendo demasiado rápido, pero aquellas reflexiones tomaron un avión y se fueron lejos cuando las gráciles manos de Giorno acariciaron la piel en su espalda, luego de escabullirse hábilmente por debajo de la camisa que ahora yacía liberada fuera de los pantalones.


- AHHH FRÍOO! -el pistolero se arqueó y abrió mucho los ojos.


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⏰ Última actualización: Oct 02, 2023 ⏰

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