{Nada, ni nadie podría alejarme de ti, ni siquiera tu mismo.}
Zoro y Sanji se habían adentrado en una aldea lejana, obviamente tardaron más aún de encontrar por la pésima orientación del peliverde. Pero consiguieron llegar sin ningún tipo de problema.
La pareja habían oído rumores sobre una bruja vidente que era capaz de encontrar cura a cualquier mal, Zoro estaba sorprendido de que nadie se acercara a ella ya como están las cosas con los seres mágicos. Pero Zoro se dio un golpe duro de realidad cuando llegaron a la aldea.
No era una aldea cualquiera era una con una reina, y es que está a la que llamaban bruja era a su propia reina. Ahora todo había cobrado sentido para los dos. Da igual como sea su reina debían respetarla aunque fuese una bruja.
Sanji se paró junto a Zoro para hablar de cómo iban a entrar en aquel pequeño castillo, no podía ser tan fácil.
-Por la puerta. -Dijo simplemente el peliverde.
Sanji en ese mismo instante quiso ahorcarlo con las manos.
Busco al rededor alguna figura amable para hacerle algunas preguntas, aunque claro debía tener cautela ya que un paso en falso podría joderles el plan.
Al cabo de un rato escucho una risa de un niño y cuando se fijo este no resultaba ser tan niño tal ves tuviera su edad o incluso un año, estaba junto a otro que también reia sin sesar. Al ver aquella actitud tan despreocupada decidió preguntarles.
-Quedate aquí Zoro.- Le aconsejó Sanji ya que a veces el peliverde podía ser muy intimidante.
-No voy a dejarte solo. -Agarro su mano para detenerle.
-Estoy justo enfrente tuya Marimo, a dos pasos no te preocupes.
Sanji le regaló una tierna sonrisa intentando apaciguar al dragón cosa que medio consiguió ya que le dejo seguir su camino hacia los dos muchachos de cabellera negra.
-Hola.
Saludo Sanji algo nervioso.
Los dos dejaron de reír para mirar serios a Sanji, aunque el que tenía una cicatriz bajo el ojo duró poco su ceño fruncido y sonrió ampliamente al rubio devolviendole el saludo, este gesto parece ser que molesto al otro.-Luffy te he dicho que no saludes a extraños. -Le dio un pequeño golpe en la cabeza al que había saludado a Sanji.
-Auch. -Se quejó arrancándose donde le dolía. - Ace no seas tan terco, mirale ¿Tiene pinta de peligroso? Si hasta su ceja es graciosa.
Sanji se sonrojo al escuchar esto, sabía que sus cejas eran particulares pero no sé lo habían dicho con tanta honestidad antes.
- Èl no, pero su amiguito si.
Ace señaló al peliverde que no apartaba la mirada de ellos, era una feroz como si en cualquier momento fuese atacar, como si de un animal se tratase.
Ace y Zoro no paraban de mirarse creando una tensión mayor por momentos, a esta se había unido Luffy poniendo aún más impaciente a Sanji, sentía como si en cualquier momento iba a ver acabo una pelea.
Sanji en su desesperación se arrodilló ante ellos en acto de súplica y respeto, llamando la atención de los tres.
-¡Por favor! Sé que somos unos forasteros y tienen todo el derecho de dudar de nosotros. Pero de verdad. ¡Solo pedimos una cosa! Y es que nos digan cómo hablar con la bru- digo reina. Es urgente.
Ace y Luffy al ver la desesperación del rubio se sintieron culpablemes por dudar aunque fue más Ace quién lo sentía.
-Venga hombre levántate. - Dijo Luffy con una sonrisa agarrando el brazo de Sanji. - Solo tenías que pedirlo. -Miro a su hermano y sonrió aún más al rubio.- Se que puede ser un gruñon pero es un buen tipo, solo quería protegerme, suelo confiar muy rápido en la gente.
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Mi dragón guardián
Science FictionEl amor solo trae detrás de él tragedia. ¿O tal vez no?