{El amor es el acto más valiente y estúpido que pueda existir.}
-El...el es... él está...
-¿Muerto? O no no.- El dragón menor se acerco hasta el que yacía en la cama, movió sus manos para dejar ver ciertos hilos que estaban en el cuerpo de este, estos hilos brillaban en un tono tenue. - En estado vegetal si.
Sanji no se podía creer que el que estaba en la cama fuera su padre, pero lo era. Cuanto más lo observaba más veía sus parecidos con la diferencia de las escamas. Eso significaba tantas cosas que la mente del rubio era un completo caos.
-¿Por qué haces esto?
-¿Por qué no?
El grisáceo se sentó sin importarle la situación, se notaba que estaba acostumbrado a ella mientras que Sanji aguantaba sus ganas de vomitar.
-Es tu hermano...
-¿Y?
-Estas enfermo.
El asqueo de Sanji poco a poco se estaba transformando en ira, se encaró al dragón agarrándole del cuello, este ni se inmutó ya que una ráfaga de electricidad recorrió el cuerpo de Sanji.
-Tranquilo es normal. Estás en mi reino no se te hará tan fácil matarme.
Sanji se retorció de dolor en el suelo, no entendía de donde venía esa electricidad hasta que se dio cuenta que los hilos que estaban en el cuerpo de su padre brillaban con más intensidad.
-¿Qué le has echo?- A Sanji le costaba hablar por la fuerte descarga pero consiguió sentarse aunque fuese.
El grisáceo se le veía entusiasmado ante la pregunta del rubio.
-¿Por dónde empiezo? Siempre quise decirselo a alguien. Pero obviamente no he podido y me hace mucha ilusión que vean como el hermano despojado de todo, ¡Lo consiguió todo!
El dragón le indico a Sanji que se sentara, este no quiso estar más cerca de él pero lo amenazó de que si no hacía lo que le pedía las cosas se iban a complicar aún más y que no tenían tiempo para ello. Sanji aquello no lo entendía ¿No tenían tiempo?
-Mira sobrinito. ¿Te puedo llamar así? Si si puedo.
Ahí estaba otra ves esa demencia que mostró antes, pero menos notoria.
-Como has podido ver estoy deforme.- Aletea sus alas creando una brisa que movía el pelo de Sanji.- Eso es porque tu padre era muy egoísta desde que era un bebé. Me arrebato mi poder mientras estábamos en el vientre de nuestra madre, ese desgraciado. -Golpeo la mesa sobresaltado al rubio, después relajo su rostro aunque no era nada tranquilizador. -Pero no sólo eso nací con una mente peculiar, no era el más listo pero mis ideas eran geniales. Que lastima que nadie pensara en ello de esa forma.-Paro para luego levantarse y acercarse a su hermano, se sentó junto a la cama acariciando su rostro, acto que repugno a Sanji.
No lo hacía con otras intensiones pero como lo miraba era espeluznante, como si deseara algo de él que aún el rubio no comprendía del todo.
-Un día que el poder de mi hermano empezó a crecer cada ves más, nos dimos cuenta que mi demencia disminuyó. Pensemos que era un milagro y que me estaba curando pero...-Agarro el rostro del rey estrujandolo. -Otra ves este maldito se apoderó de mi. No sólo me robó mi poder sino también era el causante que mi demencia disminuyera. ¿Qué quiero decir? Solo estaba lucido si estaba a su lado, imaginate siempre siendo su sombra. -Lo soltó bruscamente volviendo a ponerse en pie. -Aunque lo asumi, me resigne asumir que siempre estaría a su sombra y dependería de quién me lo arrebato todo.
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Mi dragón guardián
SciencefictionEl amor solo trae detrás de él tragedia. ¿O tal vez no?