-Buenas chicos.
Sentía como aquella voz provenía de detrás de él, se giro para ver una figura distorsionada por la oscuridad de Robin aunque podia sentir la sonrisa que este estaba poniendo, le ponía los pelos de punta.
-Vete de este reino ahora mismo.
Robin era la que hablaba, al usar su poder sonaba más grave su voz haciéndola más temeraria.
Sanji seguía manteniendo a Nami entre sus brazos, aún no despertaba y eso alteraba a ambos.-Me iré cuando me lleve lo que me pertenece.
Ninguno sabía de qué estaba hablando, tal ves se refería al poder de Nami pero eso no podía ser y un escalofrío recorrió la espalda de Sanji, sintió como si ese hombre estuviera justo detrás de él.
-Vayamos a casa Sanji.- Le susurró este congelando la sangre del rubio.
No era el físicamente, había conseguido transferir algo de su consciencia en el escudo de Robin, está intento echarle pero era demasiado poderoso y ella no estaba completa como para usar todo su poder.
-Vete de mi vista.
Nami había vuelto en si, levantó con dificultad su mano pronunciando unas palabras latín, acto seguido la consciencia del hombre fue alejada de ellos.
Sanji se alegro de que volvería, estaba preocupado de que tuviera también algo que ver con su mal estado. Así que con cuidado Nami le indico que la bajase, se tambaleó un poco pero pronto pudo mantenerse serena.
-Que pena que hayas despertado, pensaba que te había dejado fuera de juego.
-No se te será tan fácil venir a mi reino y salir ileso de él.
Nami lo había notado, cómo llegaron tres dragones pero antes de que pudiera ni siquiera decirlo sintió el poder de aquel ser. Uno tan poderoso que fue imposible detenerlo, pero por suerte Nami estaba preparada, siempre lo estaba, tenía hechizos por todo su territorio y en sus seres queridos incluido en ella misma. Por eso pudo volver en si aún que le costó.
-¿No? - Río sarcásticamente mientras tocaba el aura negra de Robin.- Si fuera en otras circunstancias incluso serías capaz de hacerme algún rasguño, pero con aquel de ahí tu poder se está debilitando.
Sanji se separó un poco de Nami como intentando no hacerle daño, se sintió un estúpido pues claro que estaba jodiendo a todos a su alrededor, sino fuera por su maldición aquel ser no estaria ahí, estarían con su día diaria sin ninguna preocupación pero no, él debía traer desgracia a todos quienes le rodeaba.
-¿Qué sabes de él?- Nami obviamente estaba intrigada, no era como si Sanji fuera conocido por todo el mundo por su maldición así que como él podía saber.
-Por que un tío debe saber todo de su querido sobrino.
-¿Qué? - Sanji estaba atónito aunque no era el único.
-¿Qué eres?- Dijo Robin autoritaria.
-¿Quién soy? ¿No es obvio? Esperen es difícil verme con esta molestia.
Poso sus manos apretando el aura mientras pronunciaba unas palabras insonoras para los demás, al cabo de un minuto el escudo de Robin fue hecho añicos y lo último que se escuchó fue un grito desgarrador de la demonio.
-¡Robin! - Nami sabía que solo había dañado una parte de ella pero eso no disminuia su alteración de que algo malo le haya podido hacer en tan solo un instante.
Ambos al ver con más claridad aquel ser se quedaron helados, Nami no podía creer que algún día llegaría estar enfrente de él. Su madre le había contado todo de las demás criaturas incluida las historias de sus reyes.
Había una en particular que siempre le había parecido muy triste, era la historia de dos hermanos gemelos con la diferencia que uno de ellos nació con una deformidad en sus alas ya que su otro hermano en el vientre absorvio más poder del que debía, el de su hermano. Así que los padres decidieron claramente quien iba hacer el heredero al trono, aquella injusticia acabo con la cordura del hermano, haciendo que este tuviera ataques hacia los de su especie e incluso hacia el mismo. El hermano coronado rey tuvo que esconderlo para proteger a los demás, incluso algunos llegaron a decir que lo había asesinado.
Aquella era la historia de los dos hermanos dragones.
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Mi dragón guardián
Bilim KurguEl amor solo trae detrás de él tragedia. ¿O tal vez no?