Minecraft Extremo - Spreen | No ships
•| Todo era muy confuso para Spreen, aparecer en medio de la nada y enterarte que juegas por tu vida. No había lugar donde escapar, ni donde esconderse. Los monstruos y los dioses sabían donde encontrarte.
Spre...
───Carola se ha ahogado, le quedan dos vidas de tres. Cuidado Carola, no te confíes de tus habilidades de nadador ——
Spreen junto sus manos y en susurro lamento la muerte del desconocido, hizo una mueca de dolor al escuchar el aviso. Últimamente había un problema con los dos hibidros y su equipo lo sabían bien. Sabían que los híbridos de oso son sensibles a los sonidos por culpa de sus peculiares orejas peludas, cualquier sonido fuerte cuasaba que los híbridos se asusten, tiren lo que tienen en la mano, e incluso se tropiezan cayéndose de los escalones, camas, etc. Por eso todos habían decidido que no era buena idea que lleven cosas importantes, más que nada minerales, aunque el más afectado siempre era Rubius, quien vivía distraído y jugueteando por ahí olvidándose de las notables y obvias alarmas de PvP y muerte; por eso sus reacciones era más exageradas de costumbre. Por el lado de Spreen al estar siempre atento y con la guardia en alto, lograba no reaccionar de fuerte manera ante las alarmas, parecía ser un dolor pasajero.
——Dioooossss, las cueva son horribles Chaval —fue lo primero que dijo el español entrando a la base y tirándose a su cama otra intentar descansar.
Missa quien se había quedado en la base esperando a sus compañeros había aprovechado para hacerles la comida sabiendo que iban a volver con hambre. Luego de Rubius, sus demás compañeros entraron detrás de él; Quackity, Shadoune y por último Spreen.
——Hay mijo, haciéndonos la comida ——El pato abrazo de forma fuerte y juguetona a Missa quien se reía ——Ya estas para casarte
——Ya, Maa ——Se quejo Missa entre risas.
Shadoune y Spreen no se movieron del lugar, estaban cansados de haber protegido a Rubius y Quackity de muchos bichos que habían aparecido, su miradas parecían perdidas, necesitaban dormir lo antes posible. Sin más nada que hacer sobre su propio estado mental y físico, los defensores del grupo decidieron guardar todo los minerales que habían conseguido y de paso reordenarlos en los nuevos cofres hechos por Missa.
