IX

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❝ ꜰᴜᴇɢᴏ. ❞

Su cuerpo tirado en la oscura cueva era presa fácil para cualquier Dios o monstruo que se le acercara, estaba tan débil por haber perdido mucha sangre que se había rendido y esperaba su muerte, mi siquiera se había molestado en ponerse una venda ya que sentía que se merecía ese castigo.
Miro borroso el lugar, de tanto llorar sis ojos se le habían achicado, y por la pérdida de sangre su vista dejó de enfocar.

¿Cuanto tiempo estuvo tirado en el suelo llorando y desangrándose?¿segundos, minutos u horas? Lo único que sabía es que recién tienen conciencia luego de haberse desmayado, observo con dolor su brazo y otras heridas, ya casi no salia sangre, ¿cómo es que no murió? Solo sentía que con un solo golpe más y chau, tenía entendido que a eso se le llamaba "medio corazon" que de un empujón podías morirte.

───Quiero volver a casa...───susurro intentando levantarse con la poca fuerza que tenia, era casi imposible caminar.

Se tambaleó de un lado para otro, intentaba hacer fuerza en sus pies para mantenerse lo las firme que podía. Se sostuvo de las paredes rocosas y con minerales del lugar, hablando de minerales, observo la mochila que dejó tirada sin darse cuenta, no quería volver a agacharse pero tampoco quería perder lo que le costo casi la vida conseguir. Soltó un doloroso suspiro y recogió con la única fuerza que le quedaba. El brazo que derramaba sangre ya no respondía, las vendas ya no servían.

Después de unas cuantos minutos caminando lo mejor que podía logró salir de la cueva, el viento en su cara logró relajarlo por completo, respirar otro aire ayudaba a calmarlo. Era de noche y tenía que volver a casa lo más rápido posible. Con tan solo penar que estaban sus amigos en la base por alguna razón lo alegraba.
Su cola empezó a moverse cada vez que reconocía el lugar que estaba cerca de su casa, sus pasos eran lentos pero seguros, tenía muchas ganas de acostarse en la cama y dormir por días.

───¡Spreen!

Su felicidad no duró mucho, cuando el híbrido porfin observo su hogar, se sorprendió. Missa estaba en el techo apagando el fuego que unos invasores habían provocado, estaba herido por culpa del fuego y lo que parecía ser un zombie bebé.
El esqueleto se le borro la sonrisa al ver a Spreen, estaba herido y casi moribundo, incluso se dio cuenta que este había llorado. Quería lanzarse a ayudarlo pero la caída iba a matarlo.

───Missa, quédate ahí capo. Ya subo ─── No dudo en usar sus pocas fuerzas para subir a proteger a Missa.

Subió lo más rápido que pudo y al estar ahí sintió cómodos brazos de quien consideraba su hermano menor lo envolvían, un abrazo de preocupación que logro calmar la cabeza del híbrido quien no dudo en corresponderle.
Se separaron para que el azabache pidiera observar la situación; el mini zombie no era una emanaza si lograba acabarlo directo y sin enfrentamiento.

Por un segundo se enojo observando la situación, en su cabeza ya estaban algunos culpables de tal accion, sus ojos se oscurecieron y sus orejas se bajaron. Spreen se dio vuelta observando a Missa con seriedad, quien se asusto de repentina acción.

───¿Quién fue? ───La voz seria y corta de Spreen asusto a Missa quien retrocedió un paso.

───Fue 8cho...

Spreen apretó la mandíbula al ver que sus sospechas fueron confirmadas, tomó fuerte el mango del hacha y bajo sigilosamente dentro de la base, Missa no podía detenerlo y no quería hacerlo, sabía que el se lanzaría de todos modos.
Spreen maldijo para sus adentros ya quelka mano que tenia inmóvil era la cual siempre manejaba las herramientas.
Con sigilo rebano a la mitad al mini zombie, soltó un suspiro y soltó el hacha, miro a donde Missa y le hizo la acción para que bajara, este no dijo nada y bajo con algunos bloques puestos por el híbrido, ambos estaban bastante heridos, no podían hacer nada e incluso tenían poca comida.

Corazón frío | SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora