Capítulo VII: Secretos

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Si pudiera catalogar esta sensación como algo tangible, podría decir que sentía sus hombros como piedras.

El frío se colaba entre sus ropas pese a ser hechas para aguantar temperaturas bajas, y llegaba a temer el hecho de seguir siendo afectado por este clima cuando apenas estaban a mitad de otoño.

Sus manos tenían guantes, y su cabeza un gorrito. Ese día había tenido que salir a hacer unos trabajos en la biblioteca y reuniéndose con sus compañeros, debido a que estaban por presentar los proyectos de fin de año. De no ser por ello, estaría estudiando a más no poder por los exámenes hasta el día siguiente, para luego volver a la rutina de clases.

No había tenido un descanso, ni breve reparo. No había pensado que la preparatoria exigiera tanto, o eso es lo que quería darse a parecer.

La verdad, esto no debería requerir más de su esfuerzo, y no es como que sus notas no demostraran su intelecto, siendo de los primeros en las clases. Siempre había sido capaz de sobresalir, aún sin aplicarse demasiado. Odiaba pensar que en ciertos momentos de su vida se dejó vencer por los sentimientos aplastantes y dejaba atrás su promedio académico.

Las hojas de los árboles estaban regadas por todas las áreas verdes, y en unos vecindarios había tales que adornaban las calles, haciendo que hubiera alfombras de color marrón, naranja, amarillo y hasta rojizo. Algunas ventiscas hacían revuelo en el paisaje, mientras el cielo empezaba a verse más frívolo. El Kurosaki caminaba por la ciudad haciendo los mandados, y aseguraba que este era uno de los otoños más fríos que haya vivido.

Se quedó quieto en una tienda de mascotas, al ver unas mantas y cojines con distintos colores, así como también unos trajecitos para el frío. Inevitablemente pudo imaginarse al pequeño neko blanco con ellos puestos, y se preguntó si debía comprarle uno.

- Bah, no es que sufra de frío. -Para cualquier otro dueño de mascotas esta era su mayor preocupación, pero para Ichigo no. Shiro era... un gato diferente, algo fuera de lo común.

Si pensaba en sus necesidades, seguía cayendo en lo absurdo: lo veía dormir. Lo veía comer. Lo podía notar cuando debía hacer sus necesidades, o eso creía. Pero no estaba totalmente seguro si todo eso era real, o lo hacía por complementar la fachada. Al final, él no era...

Él no era un gato. Lo sabía bien.

Sus pensamientos le llevaron a otra tienda de ropa ya bastante invernal, cumpliendo con la temporada y la siguiente en términos de moda. Un enorme abrigo negro con pelaje blanco en el cuello y aberturas de nuevo le hizo arrugar el entrecejo.

- No es como si se pudiera poner esto, igual...

La figura del albino le vino a la mente. Su sonrisa socarrona, una risa sin igual. Aquellos ambarinos ojos... Dio dos pasos hacia atrás cuando la imagen de este se vio expuesta a través del vidrio, con el abrigo puesto, luciendo la prenda. Se veía apropiado para él y la época...

Pero al parpadear, ya no estaba. Ichigo se sintió jadear, y rascándose la nuca dio la vuelta en su eje para ver hacia otro lado.

Shiro definitivamente no era un gato. Tampoco una persona común. A todas estas, debía ser un alma como las que siempre ha visto. Pero este hecho no le terminaba de convencer, desde el hecho de poseía un arma y unas habilidades extrañas.

¿Había estado buscando respuestas? Activamente no.

Quería preguntarle, sí. Pero diariamente lo veía, y algo se lo impedía.

Desde que volvió, las cosas habían seguido su curso, realmente podía notar un gran cambio en su eje. Sus hermanas sonreían más, su padre se veía animado y no podía negar la felicidad que brotaba de su corazón. Había entrado tan fácil a su vida, perteneciendo a ella con tanta facilidad...

Fear Yourself [Bleach Yaoi • HichiIchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora