Escuchó a su hijo gritar emocionado después de que la puerta sonara, dando un saltito de la alfombra sobre la cual jugaba con intenciones de ir a abrirla, sin embargo, él se colocó de pie, impidiéndole que avanzara.
—¿Qué te he dicho de abrir la puerta a desconocidos?
Vio a su hijo apretar los labios entre sí y jugar con sus manos mientras lo veía con sus ojos cafés, luciendo tan inocente y mirándolo de tal manera que era imposible regañarlo, y quizás él lo sabía porque siempre le estaba dando esa mirada de culpabilidad que hacía parecer que el equivocado era el adulto.
—Ve por tu abrigo y tu mochila.
Los dos sabían quién era la persona que estaba al otro lado de la puerta, y que hizo que el pequeño ni siquiera dudara antes de correr a buscar su abrigo y mochila que habían sido previamente arreglados, porque eso era parte de la nueva rutina creada hace poco más de un año.
Luego de ver a su hijo entrar en la habitación, se giró y caminó hacia la puerta para abrirla, viendo frente a esta al alfa que tan sólo la noche anterior tuvo que echar de su apartamento porque era tarde y, no parecía tener intenciones de irse porque, la película está entretenida, déjame terminar de verla, había sido la excusa usada para no irse incluso si su hijo se había quedado dormido en mitad de la película.
—Te ves ridículo —dijo el omega mientras una sonrisa apareció en su rostro.
No pudo evitar que lo que estaba pensando escapara de sus labios, pero antes sus ojos su ex esposo se veía ridículo, o tal vez sólo era que estaba acostumbrado a verlo vestir ropa más formal, porque ese día no vestía camisa y pantalones formales, sino un buzo que marcaba todos sus músculos, jeans azules y un par de gafas negras que cubrían sus grandes ojos.
—Oye, eso no es lindo —dijo quitándose las gafas.
—Tú tampoco.
—¿De verdad?
El alfa se inclinó más cerca del omega, invadiendo su espacio, viendo como este bufaba y ladeaba su rostro cuando sus narices estuvieron por rozarse, porque a pesar de que Han Do solía decirle que lo quería lo más lejos posible, cuando invadía su espacio, no le reclamaba o lo apartaba la mayor parte del tiempo, sino que se quedaba ahí, como si esperara que fuera Woo Sik quien se arrepintiera primero, lo cual no iba a suceder, y en varias ocasiones había provocado que Min le robara más de un beso.
Han Do siempre estaba convenciéndose de que quería a Woo Sik lo más lejos posible, pero al mismo tiempo al tenerlo tan cerca, parecía olvidarse de ello, y desde que tuvo que ceder a que el alfa estuviera a su alrededor por su hijo, también se convenció de que no podía echarlo así lo quisiera. Fue una etapa dura de adaptación pero que ahora sentía que podía llevarla mejor que cuando se reencontraron, después de todo, ya no podía seguir exigiéndole que estuviera lejos por el temor a que descubriera que su hijo nunca murió.
El omega sintió claramente como los dedos del alfa habían tocado su cintura y su aliento más cerca, y sabía lo que seguía a eso, provocando que se sintiera un poco nervioso, porque seguía repitiéndose de que eso no estaba bien, pero su cuerpo no parecía reaccionar con sus pensamientos, sino que lo hizo cuando escuchó el grito emocionado de Soo Hyun, provocando que los dos dieran un paso hacia atrás.
—¡Papi!
—¡Ey, campeón!
A pesar del tiempo Woo Sik seguía llamando a su hijo "campeón" y parecía que al niño le gustaba, o sólo estaba acostumbrado a eso, porque nunca se quejaba de que su papá alfa lo llamara de esa manera, sino que había veces que lo miraba extraño cuando lo llamaba por su nombre.
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Inestable o Café (Completa en Joyread, Dreame)
Novela JuvenilWoo Sik nunca había pensado que estaría rogando por el amor de su omega, pero este simplemente no parecía querer saber de él, y cada vez que su relación parecía que podía avanzar un paso, siempre retrocedían diez. Han Do ya no era el mismo de años a...