La hija falsa

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Una tormenta se formó en sus ojos.

Xiao Ying, que había estado tenso durante tantos días, de repente se relajó y se durmió en sus brazos.

Cheng Yang la levantó con cuidado y miró a la persona detrás de él antes de sacarla de la habitación.

La gente que vino con él se sorprendió. ¿Cuándo había tenido este hombre un lado tan amable?

Expresaron su simpatía por las personas involucradas en este asunto. Habían provocado el tesoro más querido de este hombre, por lo que probablemente no estaban lejos de la muerte.

Cheng Yang puso a Xiao Ying en el auto y estaba a punto de irse, pero ella lo agarró y gritó su nombre con inquietud.

El corazón de Cheng Yang dolía. ¿Cuándo había sufrido así su hijita? Pero también había una leve dulzura en su corazón, porque cuando ella estaba en peligro, había gritado su nombre.

Los asuntos posteriores solo podían dejarse en manos de sus subordinados. Acompañó a Xiao Ying a casa.

Cuando vio el rostro de Zhou Yao desde la ventana, Cheng Yang lo miró con indiferencia mientras el auto lo pasaba.

Zhou Yao observó hasta que el auto estuvo muy lejos.

Cheng Yao suspiró y le dio unas palmaditas en el hombro. "No puedes ganar contra ese hombre".

Dejando de lado con quién estaba el corazón de Xiao Ying, incluso si a Xiao Ying le gustaba Zhou Yao, con los medios de ese hombre, no sería difícil para él desaparecer por completo del corazón de Xiao Ying. Además, a Xiao Ying claramente le gustaba más Cheng Yang.

La expresión de Zhou Yao era fría y oscura mientras permanecía en silencio.

Pero sus puños cerrados revelaron su inquietud.

Cheng Yao lo acarició nuevamente y no lo persuadió más. Tenía que resolver esto por sí mismo.

Cuando Xiao Ying se despertó de nuevo, se encontró en una habitación desconocida.

Pero la decoración obviamente no estaba en la zona militar. Cuando la puerta se abrió y apareció la figura de Cheng Yang, ella confirmó que la escena que tenía ante ella no era un sueño.

Xiao Ying saltó de la cama, sin importarle que no llevara zapatos, y se arrojó a los brazos de Cheng Yang. Solo abrazándolo se sentiría segura.

Cheng Yang la levantó y le dijo: "¿Por qué no llevas zapatos? Cogerás un resfriado fácilmente así, ¿de acuerdo?

Estas eran palabras que Cheng Yang le había estado diciendo desde que era joven. Ella solo se sentía dulce al escuchar sus regañones.

Ella no pudo evitar besar su rostro.

Se sintió tímida después de besarlo y enterró su rostro en su cuello.

Cheng Yang hizo una pausa en medio de recoger sus pantuflas, luego se rió entre dientes.

Xiao Ying enterró su rostro más profundamente.

Cheng Yang bromeó: "¿Qué, no te atreves a asumir la responsabilidad de tus acciones?"

Era obvio que estaba tratando de provocarla, pero Xiao Ying se lo creyó. Inmediatamente levantó la cabeza y dijo: "¿Y qué si te beso?"

Habló con fuerza, pero cuando se encontró con los ojos de Cheng Yang, se encogió.

Ella se inclinó ligeramente hacia atrás.

Pero esta vez, Cheng Yang no le dio la oportunidad de esconderse. Presionó la parte posterior de su cuello, sus ojos oscureciéndose.

Cuando los dos salieron de la habitación, había pasado una hora.

Xiao Ying fue sacado. Su cara estaba sonrojada y sus labios estaban rojos e hinchados. Con una mirada, uno podía decir lo que acababa de suceder.

En el momento en que salió, vio una fila de personas de pie abajo y gritó: "¡Joven maestro, señora!"

Xiao Ying miró hacia atrás y se dio cuenta de que se referían a ella.

Su rostro de repente se sonrojó. Estaba a punto de explicar cuando escuchó a Cheng Yang decir: "Vuelve al trabajo".

Esto, sin duda, reconoció su relación.

Xiao Ying abrió la boca pero no respondió.

Cheng Yang, que la había estado observando, sonrió en silencio.

Ya se había preparado un suntuoso almuerzo en el comedor, y los platos eran todos los favoritos de Xiao Ying.

Xiao Ying había sido una entusiasta desde que era joven. Sus ojos se iluminaron cuando exclamó: "¡Hermano es el mejor!"

Cheng Yang se rió entre dientes. "¿Está mejor el hermano o la comida es mejor?"

Xiao Ying reveló una expresión vacilante y parecía indecisa.

Cheng Yang la miró y dijo: "Pequeña sin corazón".