Capítulo 3

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Kun se precipitó a través de la sede hacia el edificio que albergaba la casa de operaciones de los Halcones. Durante todo el tiempo, se obligó a no mirar hacia atrás para ver si Lucas lo había seguido. Después de su arrebato, sólo necesitaba poner tanto espacio como fuera posible entre él y su mentor. Lo último que quería, era hacer frente a otra de las conferencias de Lucas.

Tan pronto como entró por las puertas, Kun sintió las frías vibraciones que eran arrojadas en su camino. Agachó la cabeza y trató de decirse que no le importaba lo que los demás pensaran de él. Un nudo se formó en su garganta por un breve momento antes de obligarse a tragar.

Y pensar que en algún momento, realmente le había gustado la casa de los Halcones. Estaba decorada en tonos verdes y marrones, además de que había todas las variedades de plantas. Todo eso les daba comodidad a los pájaros. Kun había intentado encontrar consuelo en el entorno, y, por un tiempo, calmó a los demonios de su interior.

Ahora, todo lo que encontraba en las habitaciones era odio, dolor y sobre todo pesar. Mientras caminaba hacia su cuarto, pasó por un lugar que nunca dejaba de despertar sus emociones más fuertes, la sala de descanso.

A pesar de que sabía que era un error, Kun se detuvo a echar un vistazo en su interior. Hubo un momento en que había amado el lugar. Con un televisor de plasma de pantalla grande, una mesa de billar, además de numerosos juegos de vídeo, era el sueño de cualquier obseso de la tecnología hecho realidad.

Kun curvó sus dedos alrededor de la jamba de la puerta

mientras su estómago giraba en lentas ondas de náuseas. Sabía que debía girar sus talones e irse en la dirección opuesta, pero sus malditos pies se negaban a obedecer. Su mente gritó: '¡Corre! ¡Lárgate de aquí antes de que te vean y hagan algún jodido tipo de cometario hacia a ti'.

Que lo aspen si sus pies no se mantuvieron congelados. Su mirada se desplazó primero a la mesa de billar y después a la de café en la que los gemelos lo habían follado como si fuera una especie de juguete sexual personal. Como siempre, cada vez que Kun pensaba en ese incidente, recordaba la forma en que la que había buscado audiencia para su espectáculo.

La peor parte fue que Lucas lo había visto, y había abierto la boca en estado de shock. Entonces le había dado una mirada de pura furia antes de darse la vuelta y alejarse. Desde entonces, Kun ni siquiera podía fijar su mirada en la del halcón, la vergüenza era demasiado grande.

Kun sabía que había herido a Lucas ese día. Aunque Lucas jugara la carta de ser su maestro cada vez que él se acercaba demasiado, al final, Kun se había dado cuenta de la verdad. Todas las calientes miradas que Lucas le disparaba, gritaban los verdaderos sentimientos del halcón.

Fue entonces cuando Kun intentó dar un paso más entre ellos sólo para que Lucas literalmente lo empujara lejos. Eso le había arrancado a Kun un pedazo de corazón. Aunque solo llevaba un mes a las órdenes de Lucas, sus sentimientos por el halcón se hacían cada vez más fuertes.

La única cosa que Kun no podía averiguar en primer lugar, era por qué en el infierno había follado con los gemelos de mierda. Aunque no era exactamente una virgen, tampoco había sido nunca una puta. Sólo estaba lastimado y confundido por el rechazo de Lucas, y estúpidamente, había querido devolvérselo. Hasta que se dio cuenta de la enormidad de lo que había hecho. Ahora, era Kun el que estaba pagando el precio en

lugar de al revés.

Un pequeño gemido escapó de los secos labios de Kun cuando el auto desprecio lo llenó. Herido o no, sabía que nunca debería haber atacado a Lucas de esa manera. El único problema era cómo iba a pedirle disculpas cuando las únicas veces que Lucas hablaba con él era para gritarle o darle una reprimenda.

Serie de los CP 11 - Los Lamentos de KunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora