Capítulo 6

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La sangre de Kun se congeló por las implicaciones de las palabras de Lucas, lo que hizo que se hundiera. Una enorme y gran parte de él, quería que fuera un gran sí, que Lucas estuviera ahí para él, pero otra parte de Kun quería marchitarse y morir. Para que Lucas hubiera hecho esa promesa, debía saber al menos una parte del vergonzoso secreto de Kun.

—No era mi intención hacer algo tan estúpido —dijo Kun, sus entrañas retorciéndose por el remordimiento.

Ahogó un sollozo. ¿Por qué estaba siempre haciendo este tipo de basura, sobre todo cuando siempre terminaba lamentando esos episodios más tarde? Tragó saliva para pasar el nudo que tenía en la garganta mientras buscaba la cara de Lucas esperando ver disgusto u odio. Todo lo que Kun encontró fue aceptación y una suave ternura que nunca había creído que su mentor pudiera tener.

—¿Por qué has intentado matarte? —preguntó Lucas mientras acariciaba el cabello de Kun.

Esa parte confundió a Kun más que nada. La última vez que lo había comprobado, Lucas seguía a rajatabla la regla de no tocar, así que, que lo acariciara no tenía sentido para Kun.

—No quería eso, pero cuando comencé... —Kun decidió confesar.

—¿Qué pasó para que cambiaras?

—Sólo quería encontrar un poco de auténtica paz, por primera vez en mi vida.

—¿Y crees que sólo la puedes conseguir muriendo?

—Tan pronto como hice los cortes en mi muñeca, cambié de opinión. Traté de cambiar y sanar, pero no funcionó esta vez.

—Se dio cuenta de que había cometido un error tan pronto como Lucas levantó una ceja.

—¿En esta ocasión? ¿Cuántas veces te has cortado?

Kun tomó una respiración profunda. Aquí iba. Una vez que Lucas escuchara la verdad, lo más probable era que tirara la locura de su águila sobre su culo. —Un montón. A veces, más de una vez al día.

—¿Por qué?

Dios, ¿cómo explicárselo a alguien fuera de él? Aunque tenía mucho sentido dentro de la cabeza de Kun, cada vez que trataba de explicárselo a alguien más, siempre terminaba saliendo mal. Decidió salir con: —Me hace sentir bien.

Lucas arrugó la frente, pero siguió acariciándole el pelo, lo que quería decir que no estaba disgustado del todo. Eso le dio a Kun valor para confesar más. —A veces estoy tan cansado, que no quiero salir de la cama nunca más. Sin embargo, otros días, siento que nada me puede parar, ni siquiera enfrentarme a los Cuervos, esclavistas o cualquier cosa en el mundo.

Cuando Lucas no dijo nada durante mucho tiempo, Kun sintió que el pánico lo llenaba. —Si quieres que me vaya de la sede de los Halcones, lo entiendo. Sé que a nadie le gusta tener un cambiaformas defectuoso dando vueltas.

—¿Qué te hace pensar algo así?

—Vi como todo el mundo trataba a Xiumin. Incluso ahora, algunas personas ni siquiera pueden soportar estar en la misma habitación que él.

—Eso es porque en un momento u otro, ha amenazado de

forma individual a cada miembro de la coalición.

Kun ladeó su cabeza. —Creo que puedo ver tu punto. Justo el otro día, le dijo a Thomas que afeitaría la melena de su león, si alguna vez tocaba su arma de nuevo.

—No lo tomes a mal, porque en realidad me gusta Xiumin, pero no eres para nada como él.

Luego Lucas hizo la cosa más sorprendente de todas. Se inclinó y apretó sus labios. El beso fue breve, y terminó antes de que Kun se diera cuenta de que había comenzado, pero aun así le robó el aliento.

Serie de los CP 11 - Los Lamentos de KunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora