¡ 05 !

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FIVE.      BACK IN KING'S LANDING



Mis dedos pasaban minuciosamente las páginas del libro sobre la conquista de Aegon por milésima vez en la semana, mientras escuchaba a Jacaerys traducir sus líneas con un pésimo Alto Valyrio.

— El conquistador y sus hermanas zarparon con un gran ejército.— Habló con pausas, pero no erró en su pronunciación.

El maestre responsable de su enseñanza prosiguió con los textos, dándole el visto bueno y animándolo a seguir.

— Y tocó tierra en el Junco de Blackwater.

Dranot. (Nacimiento)— Le corregí, caminando hacia él.

Jacaerys maldijo en voz baja antes de comenzar a balbucear una y otra vez aquella palabra, indagando en su memoria.

— ¿En la desembocadura?— Preguntó impaciente.

— El nacimiento.— Mi madre se adelantó a responder, mientras bajaba las escaleras del gran salón.

Sonreí para mi misma al verla con apariencia más radiante que de costumbre, su nuevo embarazo le sentaba de maravilla.

— El nacimiento. Jace, ya lo sabías.— Se riñó a sí mismo.

Lo observé caminar en un mismo lugar, dándose pequeños golpes en la cabeza, como si de alguna manera eso le ayudaría a memorizar mejor las palabras.

Jacaerys se había vuelto demasiado duro consigo mismo con los años, incluso la palabra le quedaba corta. Estudiaba y entrenaba más que cualquiera de nosotros. No se tomaba nada a la ligera y aunque lo comprendía hasta cierto punto, a veces me preocupaba su autoexigencia.

— Concéntrate.— Siguió riñéndose, apoyando los brazos en la gran mesa del centro.

Y de manera no precisamente inconsciente, me perdí ante la escena. Sus músculos se marcaban contra la fina tela de sus mangas, comenzando a dejar evidencia de todas las horas que se mataba entrenando.

— Es suficiente por hoy.— Intervino mi madre.

Tragué duro al verme obligada a interrumpir mis pensamientos.

— No, no. Quiero continuar.— Jacaerys protestó ansioso.— Maestre.

Solté un suspiro y caminé hacia mi madre con paso lento, mi mellizo podía llegar a ser bastante terco. Mucho más que yo.

— No da su brazo a torcer.— Susurró resignada, tomando mi diestra cuando estuve a su lado.

— Es demasiado duro consigo mismo, madre.— Bufé.

— Lo sé, pequeña.— Su pulgar comenzó a dejar caricias sobre mi mano cuando la posé en su vientre.— Pero tú eres la única que puede ayudarlo.

Asentí con un pequeño movimiento de cabeza comprendiendo las intenciones detrás de sus palabras y no pude retener mi sonrisa. Era cierto. Jacaerys no solía aceptar ayuda de otra persona, era la única a la que tomaba en serio en ciertas cuestiones.

— Aegon ordenó que los árboles fueran...— Hizo una pausa.— Asesinados.

— Talados.— Lo volví a corregir, borrando la sonrisa victoriosa de su rostro. Me sentí mal.— Pero es una palabra similar.— Me excusé tratando de arreglarlo.

Jacaerys soltó un bufido, totalmente rendido.

— No espero que aprendas Alto Valyrio en un día, Jace.— Mi madre intervino una vez más.

— Un rey debe honrar las tradiciones de sus ancestros.— Se defendió.

— Bueno, a menos que pienses destronar a madre, tienes mucho tiempo para estudiar.— Bromeé, buscando que se relajara al menos por un momento.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2023 ⏰

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