¡ 04 !

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FOUR.      AN EYE FOR A DRAGON


Mis brazos se aferraban al pequeño cuerpo de Lucerys, manteniéndolo tan cerca de mi como fuera posible. El salón principal del castillo estaba repleto de personas, todos atentos al príncipe Aemond y la reciente herida en su rostro.

Gracias al profundo silencio que había, era capaz de escuchar cada palabra de la reina Alicent y las pocas quejas de su hijo mientras era atendido.

— Va a sanar. ¿No es cierto, maestre?— Preguntó afligida, casi en un hilo de voz.

— La piel sanará.— El anciano tenía todas las miradas sobre él.— Pero ha perdido el ojo, majestad.— Finalizó con poca preocupación, sin dejar de hacer su trabajo.

— Por los siete.

Cada uno de mis músculos se tensó cuando la mirada fría de la reina se clavó en nosotros. Me sentí ingenua por negarme a creer que Lucerys había sido el responsable de algo así, incluso habiéndolo presenciado en carne propia.

Jacaerys al percatarse no tardó en envolverme con sus brazos desde atrás, protegiéndome no solo a mi, si no también a nuestro hermano.

Me sentí segura bajo su calor.

— ¿En dónde estabas?— Alicent comenzó a arremeter contra su hijo mayor.

— ¿Yo?

La reina estampó bruscamente la palma de su mano en el delgado rostro de Aegon, sacándole un grito de sorpresa que intentó retener de inmediato.

— ¿Por qué hiciste eso?— El príncipe se quejó.

— No se compara con el abuso que sufrió tu hermano.— Alicent respondió a solo centímetros de su rostro, bastante alterada.— Mientras tu te ahogabas en copas, imbécil.

Me sentí mal por él, no había razón para culparlo por el comportamiento del imbécil de su hermano.

De manera casi inconsciente aumenté la fuerza de mi agarre en Lucerys, al mismo tiempo en que mi mellizo hacía lo mismo conmigo. Si la reina reaccionaba así con su propio hijo, no quiero imaginar lo que sería capaz de hacernos a nosotros.

— ¿Qué significa esto?— Corlys Velaryon apareció detrás de nosotros, bajando las escaleras al lado de su esposa.

Me sentí un poco más aliviada con su presencia.

— Baela, Rhaena. ¿Qué sucedió?— Preguntó afligida la princesa Rhaenys, yendo directamente con sus nietas.

Desvíe la mirada, con un enorme un vacío formándose en mi pecho. Ahora me sentía mucho más ingenua que antes, por un instante pensé que nuestra abuela se preocuparía por nosotros.

— ¡Jace, Rhaenys!— Mi madre apareció abriendo las puertas de golpe, con nuestro tío Daemon detrás.— ¡Luke!— Dijo cuando finalmente nos encontró, apresurándose hasta llegar a nosotros.

Agradecí a los dioses el finalmente estar por completo seguros.

— Muéstrame.— Se puso de cuclillas, revisando la sangre que salía de la nariz de Lucerys.— ¿Quién lo hizo?— Cuestionó, apretando la mandíbula.

— ¡Ellos me atacaron!— Se apresuró a decir Aemond desde su asiento.

— ¡Él atacó a Baela!— Rhaena nos defendió.

— ¡Iba a matar a Jace y Rhaenys! ¡Yo no hice nada!

— ¡Le rompió la nariz a Luke!

— ¡Mi hijo debe contar lo que pasó!— La reina se unió a nuestro alboroto.

blood,  jacaerys velaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora