Capitulo 1

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Se escucharon desde las profundidades del bosque de avellanos desesperados gritos de dolor. Eran el dolor del principio. En un rato de empujar sin cesar, dos llantos gemelos callaron el sufrimiento del grito original. Cuatro ojos azules como zafiros, y algún cabello rubio como hilos de oro.

Acababan de nacer dos gemelos idénticos, se conocían desde el principio de su existencia, antes de conocer la luz. Su entorno había cambiado, de oscuro y cálido a frío y luminoso, estaban asustados, y gritaban en busca de ayuda.

El padre llegó rápido para contemplar el milagro de la vida, sus dos hijos gemelos acababan de nacer. La madre mientras tanto, ahora ya calmada, observaba a las criaturas con alto desprecio. No aceptó un no por respuesta cuando le exigió al padre engendrar, y por egoísta, aún cuando no quería ser madre, quedó encinta. Aún no aceptando ni deseando su embarazo, le reclamó al padre:

-¡En cuanto nazca el bebé me marcharé y tú te quedarás con él!-Le gritó, furiosa.

El padre, triste por el abandonamiento, pero a la vez alegre por el nacimiento de su hijo, o hija, aceptó la condición. Sin embargo, la naturaleza volvió a castigar a la mujer, pues el fruto de su egoísmo tuvo como resultado no uno, sino dos hijos. La mujer sería madre de dos gemelos.

Todd el terrible (el padre), no deseaba seguir escuchando las miles de quejas de la madre de sus hijos, de nombre Gladis, una mujer pija y refunfuñona, nunca contenta con lo que tenía. Enfureció al saber que sus hijos iban a ser gemelos, pero ella y Todd llegaron a un acuerdo:

Gladis se iría del bosque y dejaría a Todd con los dos pequeños, pero al cabo de unos años, cuando los pequeños hayan alcanzado la edad de seis años, Gladis volvería para llevarse al que mejor le pareciera, separando a los gemelos, pero aún así cumpliendo con la promesa de criarles a ambos.

De momento, los pequeños ya habían nacido. Eran dos hermosos gemelos varones, que se querían y cuidaban incluso antes de nacer. Gladis se marchó del bosque de avellanos cuando se recuperó completamente del embarazo y del parto, y no regresó más, ni siquiera quiso ver a sus hijos, la avergonzaban.

Todd estaba muy feliz por su nueva paternidad, los bebés parecían sanos y fuertes, y se parecían mucho a él. Les observaba encantado dormir y vivir por primera vez, mientras que una curiosa joven observaba desde fuera, encantada por el reciente nacimiento de los bebés.

Todd les protegería como a nadie, con ellos sentía un tipo de amor que jamás sintió con nadie más, el magnífico amor fraternal.

PeterWhere stories live. Discover now