Capitulo 14

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El invierno avanzó. Llegó marzo y la nieve desapareció, dejando a su paso un manto verde colorido y vivaracho, con motas de colores, las flores, cantos de alegres animales que regresaban a sus hogares tras el invierno, con la misión de tener a sus crías, los pájaros volaban por doquier y en sus acrobacias y piruetas cantaban cada uno su melodía en su idioma.

Peter había estado muy callado después de la marcha de Arnold, y le costó no preocuparse cuando veía a su depresivo padre cubierto de mantas en su cama, abrazado a un oso de peluche que Arnold se había olvidado en casa.

A veces dormía abrazado a Todd para evitar que llorara por las noches, le llevaba el desayuno a la cama y le contaba cuentos inventados para que no siguiera preocupado. Tres semanas tuvieron que transcurrir hasta que el líder militar Todd se recuperase.

Extrañaba todo de él: su alegre voz y sus preguntas extrañas de niño pequeño, echaba de menos cuando era bebé y le intentaba mamar del pecho en busca de leche. Nunca olvidaría aquello, que ahora le producía nostalgia.

Peter había pasado largas jornadas al lado del abuelo Volker, el miembro menos afectado por la marcha de Arnold además de Peter. En el fondo estaba tan resentido y triste como los demás, pero por su mentalidad de hombre dominante, se negaba a llorar... En público.

Leda se retiraba a llorar en silencio cuando Peter estaba en la escuela, para que cuando el pequeño regresara a casa no se preocupara por ella.

La casa se quedó realmente vacía sin el alegre Arnold por allí, incluso la nevera estaba un poco más llena al no estar aquel gran devorador de comida.

Volker y el resto de la familia sentían pena por el pobre Peter, que no conocía la verdad todavía sobre el destino de su hermano. Debían hacer lo mejor, y enseñarle a madurar, a enseñarle que la vida es dura aunque no lo quiera, comenzando por decirle la verdad.

Una noche, Peter estaba en la ventana del salón observando la lejana y brillante luna, a la espera de ver de nuevo aquel coche que se llevó a su hermano aquel día. Sabía que era un coche negro y largo, sabía cuál era su matrícula y se acordaba del aspecto del chófer y de su madre Gladis.

Desde que Arnold se fue, estuvo en la ventana esperando su regreso, y se ponía realmente nervioso cuando veía un coche negro acercándose a la entrada de su casa. Podía ser el coche de Kenji o Salvatore, de algún vecino zafe o lo que fuera, él corría al jardín para asegurarse de que era él.

Si eran Naoki o Giovanni, tampoco eran malas noticias, pues tendría varias horas de juego a su lado. Le habían juntado de más aquellas semanas, quizás para que no se sintiera tan solo sin su hermano.

Todd y Volker estaban en el sofá del salón en ese momento, charlando de temas bélicos y de trabajo. No podían evitar ver al pequeño Peter junto a la ventana, y menos dejar de pensar en que por su bien debía conocer la verdad.

-Tobias, nos dolerá a todos pero tenemos que hacerlo...-Le comentó Volker.

-... Papá... Ve con cuidado... Es un niño, es sensible...

-Es mi nieto, sé cómo tratarlo... Peter, ven aquí un momento. Quiero hablar contigo.

-Sí, abuelito.

Peter fue al sofá y se sentó en el regazo de su abuelo.

-¿Qué pasa?

-Tenemos que hablar de... Cosas de hombres.

-¿Me vas a explicar cómo se hacen los niños?

-Eso ya es para otra sesión de "cosas de hombres"... ¿Sabes qué son las sesiones de "cosas de hombres"?

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⏰ Cập nhật Lần cuối: Apr 13, 2023 ⏰

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