Capitulo 11

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Una lluviosa mañana llegó al pueblo de los avellanos un coche negro aparentemente lujoso, y de él bajaron unos sirvientes que llevaban paraguas con ellos. Arnold y Peter observaban contención al coche desde la ventana de su casa, con curiosidad de saber quién era.

Uno de los prisioneros fue a abrir la puerta bajo la lluvia, y los gemelos corrieron a la entrada de su casa para conocer al invitado de su padre. La puerta se abrió, y debajo de varios paraguas, ropa negra de abrigo y la lluvia torrencial, apareció un gigante.

Era increíblemente alto, con aires de superioridad, unas hermosas gafas antiguas que resaltaban sus ojos azules, con pelo plateadamente canoso, ropa militar negra, y un poblado bigote. Parecía una persona mayor, al lado de los gemelos era un verdadero gigante, mientras que ellos eran enanitos.

-Todd.-Dijo, llamándole.- ¡Ya estoy aquí! ¡Ven aquí, hijo!

Con cuidado, Todd bajó por las escaleras con ayuda de Leda.

-Hola, papá...-Dijo Todd, viendo a su padre en la puerta.-Ya sabes para qué te llamó ¿no?

-Si. Ahora, ¿Dónde están mis nietos?

-... Debajo de ti... Eres tan alto que no les ves...

El hombre bajó su mirada y vio a los pequeños gemelos dudando de quién era aquel señor. Pudieron ver su rostro fijarse en los dos, y causaron cierta curiosidad en él.

-Niños, ese señor es...-Dijo Todd.

-No, Tobías.-Dijo el hombre.-Deja que me presente yo.

El hombre con cuidado, se puso de rodillas y cogió a los niños en brazos. Era tan alto y grande que casi parecía que un gigante les acogía entre sus enormes brazos. Todd intentó que no les cogiera en brazos por riesgo a que se hiciera daño en la espalda, pero el hombre le ignoró y continuó.

-Hola niños.-Dijo.-Soy el papá de vuestro papá, ¡soy vuestro abuelo!

-¿Tenemos un abuelo?-Dijo Arnold.

-¿No sabían que tienen un abuelo? ¿Tobias...?

-No contaba en que necesitara que vinieras...-Dijo Todd, respondiendo a su verdadero nombre, Tobías.

-Da igual. ¡Pues aquí estoy, yo soy tu abuelo! -Volvió a referirse a Todd.- ¿Y por qué no me ha dicho cómo se llama? ¡Solo me dijiste eran gemelos!

-Otra vez... Porque no sabía que te necesitaría, papá...

-Un nieto siempre necesita a sus abuelos, ya mi te refieres como padre y no como papá , muestra un respeto.-Volvió a dirigirse a los pequeños.-Y bien, nietos, ¿Cómo os llamáis?

-Yo soy Arnold.

-Yo soy Peter.

-¡Pero si sois iguales! ¿Cómo hacen para no confundirnos?

-Peter lleva las gafas, pap... Padre...

-¡Ya! Pero, ¿Y si Arnaldo se pone las gafas de Peter? ¡No habría diferencia!

-El pañuelo... Peter lleva uno azul y Arnold ¡se llama Arnold, no Arnaldo! Lleva uno rojo...

-Bueno, bueno... Pues ya verás cuando descubran las millas de bromas que pueden hacer siendo casi iguales... ¡Pero seguro que mis nietos se portan como angelitos! Mejor que su padre cuando era niño...

-¿Papá se portaba mal?-Preguntó Arnold.

-¡Era un verdadero diablo! ¡Me pintó la pared del salón de amarillo! ¡Y porque no os dijo cómo era de adolescente que si no...!

-Papá...

-¡Padre, para ti! ¡Abuelo Volker para mis nietecitos! ¡Ay, lo que os voy a mimar!

Todd había llamado a su padre, Volker, para que cuidara de sus hijos mientras él estaba herido. Sabía que Leda podía encargarse de ellos perfectamente, pero quería que una figura fraternal estuviera con ellos también.

Aparte de eso, Volker, el abuelo Volker , no había dejado de telefonear a su hijo exigiéndole ver a sus nietos, y tuvo que dejarle ganar y ver a sus pequeños. Estaba el abuelo Volker a cuidar y mimar a sus nietos tanto como pudiera, comenzando por enseñarles tanto como podría enseñarles.

Volker era un tanto excéntrico, ya Todd le daba miedo que les enseñara a los gemelos algo extraño, por lo que le dijo a Leda que no les perdiera de vista. Lo primero que hicieron fue salir al patio a jugar, pero siguieron lloviendo, así que cambiaron de plan: el abuelo Volker les contaría un cuento.

Peter trajo el libro que les hubiera gustado leer: El Principito , pero el Abuelo Volker pensó que no era una buena lectura para ellos.

-¿Qué es esto?-Dijo el abuelo.- ¿ El Principito ? Si eso es demasiado cursi para vosotros.

-Pues a mí me gusta.-Comentó Peter.

-Lo sé, y por eso te lo iba a regalar en tu cumpleaños, pero os hace falta algo de literatura de verdad...

Leda levantó la mirada y vigiló al abuelo Volker, no vaya a leerles algo que no deberían escuchar...

-Aquí está.-Dijo finalmente.-Vuestro padre me lo robó hace años: El Cazador de Hombres Este si que es bueno.

-Volker ¿No cree que eso es demasiado... Para los niños?

-Tonterías, me lo leyó mi bisabuelo cuando tenía cinco años. Y estos pequeños tienen pinta de ser listos. A ver...-Se puso las gafas y empezó a leer.-Allá iba de nuevo, el llamado Cazador de Hombres. Oculto por las sobras, no se ve su apariencia, pero puedo dar fe que vuelve del trabajo, porque en sus manos reluce su afilada cuchilla de acero, como de costumbre chorreando de sangre ajena ¿en cuántos y cuáles órganos se habrá clavado hoy?

-¿Qué significa eso?-Preguntó Arnold.

-Que el Cazador está herido. Le han acuchillado por todas parte y sigue con vida. En fin, continúo. No solo el arma chorrea en sangre, sino que también su propio cuerpo. Parece que hoy le hirieron la espalda y los brazos. Sus cortes son profundos, y de sus heridas mana mucha cantidad de sangre suya, que no le duele, se acostumbró a volver así a casa cada día después del trabajo ¿con cuantas personas se habrá peleado hoy?

-Suficiente, Volker. Es demasiado violento...

-¡Que no! ¡Las ilustraciones puede que si, pero sólo estoy leyendo!

-¿Hay dibujos?-Volvió a preguntar Arnold.

-Sí, mira qué realista.-Volker les enseñó a los gemelos un realista dibujo del protagonista volviendo a casa sangrando, e incomodó a los niños.

-Volker... Deje ese libro... Si no, iré a avisar a Todd...

-¡Se llama Tobías, y es un hombre muy infantil por no decir otras cosas! ¡No parece que haya heredado mi legado de jefe militar!

-¿Antes eras el líder de los zafes, abuelo Volker?-Preguntó Peter, ilusionando a su abuelo por la pregunta y por el simple hecho de llamarlo abuelo.

-¡Desde luego! Y no he sido el único, pues generaciones de los nuestros han mantenido con vida las ideologías de nuestra comunidad, pero la guerra la comenzaron los dafiros... Os lo contaré todo.

Por fin Volker dejó el libro en un lado y comenzó a contar algo más interesante: su infancia, cómo era el bisabuelo de los gemelos, su abuela y las cientas de travesuras que Todd hacía de niño, pero a su vez cómo Volker se tuvo que retirar por una seria herida en un hombro, cómo coronó a Todd como sucesor y como este no tuvo otra opción que aceptar la guerra de con los dafiros.

La historia era realmente interesante, los niños y Leda escuchaban con atención, y llegaban a reír en ocasiones con las travesuras y engaños que los jóvenes futuros líderes les hacían a sus padres, ya fuera haciéndoles una pequeña faena delante del pueblo o metiéndose en sutiles problemas.

Volker lo describía como una maldición: si en la familia el hijo nacía varón, estaba condenado el retoño a hacerle pequeñas faenas a su padre, y este a soportarlas. Sin el embargo el niño al crecer, se convertiría en una persona grandiosa y que llevaría la gloria del Pueblo Zafe al éxito.

Aclaró además que Arnold y Peter eran unas pequeñas anomalías, pues nunca se había visto en ninguna generación de líderes la presencia de unos gemelos que tan bien se comportaran con su padre... Y que fueran gemelos también, no estaba seguro de qué iba a ser de ellos en el futuro, pero algo bueno seguro que sería.

PeterWhere stories live. Discover now