DOS

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♠️ PEQUEÑA DESPEDIDA. ♠️

Ferney se coloca su ropa con demasiada lentitud.

—Confías en mi tanto como para dejarme la empresa, me sorprende saber eso.

—No tendría que sorprendente. Eres bastante buena en lo que haces.

Su mirada vuelve a tomar un brillo en particular y se acerca a mi nuevamente con pasos lentos.

Coloca sus manos en la silla y su boca impacta con la mía, saboreo su sabor, mi mano desciende hasta llegar a parte sensible, de su boca sale pequeños jadeos

—¿A caso no llevabas prisa? —cuestiona con burla.

—No recuerdo.

Vuelvo a quitar la ropa que se estaba poniendo hace medio segundo, se la arrancó dejándola desnuda por segunda ocasión en este día.

Ferney, siempre ha sido la mujer más leal y buena en su trabajo, nunca ha fallado, ni lo hará de eso estoy seguro. Si quisiera casarme, Ferney sería la indicada.

Mis manos hacen un recorrido por todo su cuerpo, sus manos se encuentran en sus pechos mientras que las mías se detienen en sus muslos, poco a poco voy subiendo mi mano.

—Joder, Leonardo. Métemela ya.

Su deseo, su urgencia por tenerme me causa diversión, vuelvo a pasar mis dedos por su intimidad haciendo que se estremezca un poco más.

Busco un condón nuevo en mi cajón y me lo coloco lentamente haciéndome desear.

—Leonardo, deja de torturarme. —suplica

Y me encanta escucharla suplicarme.

—Deja que esté pequeña despedida sea como yo quiero que sea.

—Joder. —suspira pesadamente.

Sin previo aviso la penetro en una sola estocada, en la habitación solo se escucha el ruido de nuestros cuerpos chocando entre sí, y nuestros jadeos.

Evito que sus manos toquen mi cuerpo, Ferney siempre sabe hacer las cosas bien, las hace como me gusta.

Los jadeos van en aumento, sus gemidos cada vez son más fuertes y mi nombre sale de su boca una tras otra vez pidiéndome más, suplicándome más. Ferney siempre ha sido la mejor para todo, mierda, es tan buena.

Al terminar, salgo de ella, me quito el condón lo amarro y lo lanzo a la basura. Busco sui ropa, y la arrojo hacia ella para que no pierda más tiempo y se marche.

—¿A dónde irás? —me cuestiona.

—Eso no es de tu incumbencia, Ferney. —digo secamente.

—Solo quiero saber por si... —la interrumpo, no quiero escuchar un puto discurso.

—Por si nada. Es hora de que te marches, te mandaré correos y te llamaré cada que quiera saber cómo van las cosas.

—Dejas la empresa en buenas manos, solamente será poco tiempo. Esperaremos tu regreso sin ningún problema. —se coloca su ropa y sale de la habitación

Me meto a la ducha, no tardo tanto tiempo, salgo en diez minutos y comienzo a vestirme.

Tengo que ir a despedirme de mi madre.

Tomo las llaves de mi auto y manejo hasta llegar a la casa de mis padres, salgo del auto al dejarlo estacionado. Me adentro a la casa y camino hasta llegar a la habitación de mi madre.

Cuando me ve, intenta darme una media sonrisa.

—Leonardo, hijo. Pensé que ya no vendrías.

—Siempre vengo a verte, no empieces con eso madre

Tomo asiento junto a ella.

—Desde hace más un mes no vienes, ¿Ya tienes acompañante para la boda de tu hermano?

—Por ese tipo de preguntas desde hace un mes no vengo.

—Leonardo, sé que ya eres un adulto y no necesitas de tu madre, sé que estoy vieja...pero solo quiero que encuentre una mujer que te haga feliz con la cual quieras formas una familia. No quiero que te quedes solo, tu tiempo se está acabado

—Yo sabre lo que quiero, y no quiero eso.

—Pues ve pensado lo mejor, tu padre... —se queda callada y niega con la cabeza—, tu hermano se casará en un mes, la empresa pasará a sus manos.

—La empresa no pasara sus manos porque no sabe manejar una maldita empresa. —mis nervios se han alterado.

—Sabes a qué me refiero.

—Lo se. —admito, se a lo que se refiere, siempre es lo mismo.

Se instala un silencio en la habitación un poco incómodo.

—Solo vine a despedirme. —menciono sin rodeos

—¿Qué? —ahoga un grito mi madre.

—Iré por un tiempo a la ciudad de Max. —se relaja al escucharme.

—Espero que estés de vuelta a tiempo para la boda, porque te juro que si no estás te... —no quiero saber que me hará.

—Lo haré. Estaré para la boda de mi hermano.

—Espero que encuentres a una mujer hermosa, espero que encuentres a la indicada y la traigas a casa.

—No voy a eso madre. —me limito a decirle, no voy a buscar a la "indicada".

—Bueno...cuando el amor llega, llega sin avisarte.

Me pongo de pie, le dejó un beso en la frente.

—Me voy, no quiero llegar tarde. Max me espera.

—Bien, cuídate. —me sonríe y guiña el ojo derecho.

Salgo de la habitación y tomo mi celular para llamar a Max. Al segundo tono me responde

—Estaba esperando tu llamada. No tienes idea de lo emocionado que estoy y lo aliviado...

—Lo sé, no es necesario que me lo digas, Max

—¿Crees conveniente que vayamos por ti al aeropuerto?

—No. —menciono firmemente.

—Bueno, te espero en casa hermano, amarás a mi hija.

Siempre ha hablado maravillas de esa chiquilla, no creo ni siquiera que podré soportar a una chiquilla de dieciocho años.

N/A

Hola, gente ¿Cómo está?

Estoy de vuelta. Sé que es un capítulo corto, lo sé...pero estamos de vuelta, gracias por la espera.

Los quiero, gente bonita. 

Menor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora