DIECISÉIS

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♠️ CELOS ♠️

No puedo imaginarme que otras manos se acerquen a su cuerpo, el tan solo pensarlo me provoca una ira que jamás había sentido... y mierda. Desvío mi atención de la puta imagen que tengo frente a mí, Maia le está sonriendo a otro imbécil.

Imbécil que no soy yo.

Cuando comienza a avanzar, no dudo y me acerco cuidadosamente a donde se dirige, sé que se da cuenta de que el carro se acerca a ella, su manera de caminar me lo confirma.

El movimiento de sus caderas es más provocativo, y sé que no es con la intención que yo quisiera, pero mierda...casi hace que se me olvide que le sonreía a un imbécil. Bajo el vidrio y sin pensarlo más hago la pregunta.

—¿Quién es él? —la pregunta sale un poco más brusca, en mi mente no sonaba así.

Pasa de mí y eso provoca que mi mal humor aumente y las ganas de golpear a ese imbécil se intensifiquen.

—Maia, te estoy hablando —continúo manejando a baja velocidad, y ella sigue ignorándome—. Puedes dejar de comportarte de esa manera inmadura y parar, subirte al auto y hablarme.

Está acabando con mi poca paciencia, y lo que menos quiero es subir mi tono de voz con ella, no merece eso, mierda, sigue ignorándome, y llego a mi limite,

—Joder. Maia —levanto un poco la voz y logro que se detenga—. Sube al auto.

—No quiero —es lo único que sale de su boca, y no es lo que esperaba.

Bueno, tampoco iba a recibir un "te extraño, Leo" aunque eso estuviera mejor, mucho mejor. No tenemos tanto tiempo así que voy al grano.

—Tu padre me ha pedido que venga por ti, te lleve a casa y espere a que te arregles para poder llevarte a una cena dónde quiere que estés presente, así que sube al auto ahora y deja de comportarte como una escuincla.

De mala gana sube al auto y sin decir nada, se me hace tan raro el tenerla cerca y no poder tocarla, estar tan distantes.

Es lo mejor, es lo mejor para ella me recuerdo por milésima vez. El camino va a ser muy largo.

Lleva puesta una falda que hace lucir sus piernas, su cabello esta por un costado, mientras ve por la ventanilla la observo de manera cuidadosa, repaso con la mirada de pies a cabeza. Extraño su cuerpo junto al mío. Siente mi mirada y se remueve incomoda, ahora mismo podría parar el auto y hacerla mía, sé que no se resistiría, pero no puedo, no debo. Regreso mi mirada a la carreta y me dispongo manejar en completo silencio.

Al llegar a su casa baja de inmediato al auto y se dispone a entrar a su casa, pienso en esperarla dentro del auto, pero siento que será bastante incomodo así que decido bajar tras de ella y esperarla en la sala mientras ella hace lo suyo.

El estar en casa solos, me lleva a la primera noche en que nos tocamos, el momento en que nuestros cuerpos se entendieron a la perfección, los roces, los sonidos, la mirada, nuestras bocas...todo fue tan perfecto y único.

El recordar ese momento hace que algo se despierte y si ella se tarda más no voy a tener tanto autocontrol.

Después de un rato decido subir a su habitación, al intentar abrir la puerta me doy cuenta de que ha puesto seguro. No confía en el gran poder que tengo.

—Maia ¿Por qué has puesto seguro? —pregunto un poco desesperado.

Como respuesta abre la puerta y de su habitación sale ella, una magnifica Maia, le doy un repaso lentamente, lleva un vestido azul que hace que resalten sus caderas, sus largas y firmes piernas se ven increíbles, la manera en la que lleva el cabello junto el maquillaje que se ha colocado hace que haga un contraste perfecto, todo lo que ella se ponga luce perfecto, ella luce perfecta en cualquier momento.

Menor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora