VEINTE

470 25 8
                                    

♠️ DE REGRESO A CASA ♠️

Al bajar del avión me siento como un extraño, alguien que no encaja en un lugar a pesar de haber vivido tantos años en ese sitio, cuando siempre ha sido mi lugar, ahora solo es un lugar.

Regresar a casa me causa nauseas. Pensar en la boda de mi hermano y próximamente una mía me genera conflictos, estar lejos de mi chiquilla me causa un dolor en el pecho que no ha desaparecido desde que salí de su casa.

Tomo mi maleta y de lejos visualizo a Ferney.

—Bienvenido, Leonardo —sonríe y de inmediato me tiende una carpeta con documento.

—Comienza, soy todo oídos

No puedo perder tiempo, estoy de regreso y debo arreglar mi vida. O al menos hacer el maldito intento.

—Charlotte quiere que le propongas matrimonio a su hija lo antes posible, y que sea de la manera más cursi y romántica posible, también quiere que sea en un lugar donde haya....

La corto antes de que suelte más estupideces y realmente vomite

—Tú te encargas de eso, a mí dime lo que realmente es importante, esas estupideces no merecen mi tiempo

—Te vas a casar, eso es importante —suelto una risita mientras nos subimos al auto

—Con una mujer que no me atraen en lo más mínimo, no definitivamente eso no es importante para mí.

No el casarme con ella

—Es guapa, y le has gustado toda su vida, así que será fácil que la enamores.

—No quiero enamorarla

Si quisiera enamorar a alguien, ella sería la última persona a la que le brindaría amor y todas esas estupideces llamadas cursilerías.

—Te vas a casar con ella, mínimo merecen vivir en paz.

—Me voy a casar con ella porque no quiero perder mi empresa, no porque realmente quiera vivir con alguien que no conozco, y sinceramente no quiero conocer. Así que limítate a hacer el trabajo para lo que te pago.

—Este Leonardo no es el conozco —me mira con desconfianza, ya no me conoce o tal vez nunca lo ha hecho

—No, no lo es. Ahora sí, lo que es importante por favor.

Mi vista se dirige a los documentos que me entrego hace un momento y con ello encuentro la maldita hoja que buscaba desde hace días. Que estúpido ha sido mi padre

—Tu padre hablo con algunos socios para proponerles una idea que a mí no me parece la mejor, sin embargo, es buena

—Dilo, ya nada me sorprende de él

—Bueno, esto sí que te sorprenderá

—No lo creo, ya nada me sorprende en este mundo.

Cuando te enamoras ya nada te sorprende, porque la vida ya te sorprendió demasiado al enamorarte, y cuando es de la hija de tu mejor amigo más.

—Primero estaba buscando la forma de que tu hermano se hiciera cargo de la empresa al cien por ciento, pero, así como yo lo hago, la mayoría no confían en tu hermano, y no lo tomes a mal, pero nunca se ha involucrado a este mundo así que...desconfianza por supuesto que hay

—Lo sé, pero si le hubiesen brindado el apoyo a mi hermano y un puto voto de confianza las cosas fueran más fáciles

—Puede, bueno ese no es el punto. Cuando se les comento que tú te harías cargo de la empresa la calma regreso, y bueno...aquí entra tu padre. En el momento en que firmes ese papel que te ata a su futura mujer, los socios desaparecen y bueno, el dueño y amo de todo serías tú.

—¿Yo? ¿Qué pasaría con ellos? Si aceptan, ellos que ganan.

—Ganan demasiado, aunque eso es mejor que lo hables con tu padre.

—¿Cómo es posible que haya gente tan estúpida que acepte los negocios de mi padre?

—Dinero, poder y miedo ¿qué más quieres? En fin, es momento de que vayas a saludar a tu madre o le dará un infarto al no saber nada de ti.

Ferney tiene razón, debo ir a ver a mi madre y hacerle saber si es que aún no lo sabe que su hijo mayor por fin se casará. Subimos al auto, hago la primera parada en el departamento de Ferney. Antes de bajar se gira hacia a mí.

—¿Puedo decirte algo?

—Sorpréndeme

—Sea lo que haya pasado, o a quien hayas conocido mientras estabas allá. Olvídalo, tu mundo está aquí, tu vida está aquí, y tu futuro también. No permitas que algo momentáneo de interponga en lo que siempre has querido

No digo absolutamente nada, manejo olvidándome que estoy manejando, es como si mi cuerpo funcionará solo, porque mi mente está en las palabras de Ferney, y en mi vida momentánea con Maia, mi mente solo está pensando en ella y que tengo que olvidar todo, olvidarla a ella y esos momentos en mi departamento.

Cuando comienzo a ver las últimas calles antes de llegar a la casa de mis padres vuelvo a tomar el mando de mi cuerpo y mente, se vuelven a conectar y me concentro en el presente, en el presente donde ya no está ella.

Estaciono mi carro, en cuento bajo observo las paredes en donde pase mi infancia, donde mi madre me abrigo tantas veces, donde pasaba las tardes jugando soccer con mi hermano, en donde nunca estuvo mi padre presente, en las paredes que decidí dejar para ser más libre, más yo. Nunca lo pude ser hasta hace unos meses.

Entro a la casa, e ignoro a todo mundo, mi cuerpo y mente sabe a dónde quieren ir, camino hasta llegar a mi destino, la azotea, donde viven recuerdos de un Leonardo adolescente. Me siento en una silla que está abandonada. Suspiro y dejo que mi cuerpo descanse.

—Estar solo te hace comprender muchas cosas ¿no es así? —escucho la voz de mi madre tras de mí— Siempre he dicho que este lugar irradia paz.

—Hola, mamá. —es lo único que sale de mi garganta,

Mi madre mi camina hacia mí, coloca su brazo en mis hombros y siento que me estoy derrumbando poco a poco.

—Mi niño, permítete sentir. Llora si es necesario, aquí esta tu madre.

—La he dejador ir madre. La he perdido.

Las lágrimas comienzan a caer y un nudo en el pecho cada vez es peor. No puedo controlarme. Solo quiero llorar y odiarme por ser tan estúpido con lo más valioso que he tenido en mi vida. Me odio.

—¿Era necesario dejarla ir?

Mi mente viaja a ella, a su sonrisa, su voz, sus manos en mi pecho, mi mente le pertenece a ella por completo.

—Era lo mejor para ella.

—¿Y para ti?

—Ya no sé qué es lo mejor para mí, ya no lo sé, mamá.

Me siento un niño pequeño, llorando entre los brazos de mi madre por no entender nada de la escuela, esta escuela es mi vida. Ya no sé qué he hecho bien o mal...

—Está bien cariño, está bien sentir que todo mal. Llora, llora lo que tengas que llorar y por llorar.

—¿Está bien dejarla ir? ¿hice bien?

—A veces es lo mejor, dejar ir también significa quererte y querer a esa persona. El amor no siempre lo es todo, el deseo tampoco. Aunque ames mucho a esa persona, pero si se hacen daño, es mejor alejarse. No sé lo que sientas, y tampoco lo que haya pasado. Sin embargo, sé quién es mi hijo, y sé que la decisión que tome en vida su vida no será la mejor, o la más correcta, pero si la decisión que debe tomar. Te amo, mi niño

—Gracias, te amo mamá.




N/A

Perdón por desaparecer tanto, a veces necesitamos eso, Desaparecer un rato para estar bien consigo mismo. Los adoro, gracias por leerme. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Menor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora