Akaza Soyama es reconocido dentro de su empresa como un joven lindo, caballeroso y extrañamente perfecto para todos los usuarios que lo conocen.
Sin embargo todo eso que se considera "correcto" desaparece cuando conoce a un hermoso muchacho que lab...
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— Shh, todo estará bien.
Decía con dificultad aquél solitario asesino, recostado sobre el cadáver frío de ese inocente joven. Pesé a pasar toda la noche junto a su cuerpo sin alma, Akaza aún seguía culpandolo por matarlo, repetía mil veces la misma frase, una y otra vez. Todo estaba en silencio, todo estaba en un horrible silencio.
— Es tu culpa, es tu culpa... Yo no quería matarte.
Pronto comenzó a llorar, abrazo con sus manos a Kyojuro mientras trataba de no ceder ante la cruda realidad. No podía detener su llanto agudo, era doloroso el haberlo asesinado.
— Tengo, Tengo que deshacerme de tu cuerpo. Un lugar secreto dónde pueda verte todos los días, vivirás como un esposo para mí.
Susurró con la intención de que el cadáver de su amado no pudiera escucharlo, lamió una de las frías mejillas de Kyojuro y acto seguido se dispuso a levantar su tembloroso cuerpo de la cama. Salió de esa habitación, caminó lentamente y con la cabeza confundida hasta el baño principal de su casa, seguro con el objetivo de buscar un par de bolsas de basura donde meter al florista.
Antes de regresar, los ojos de Akaza se buscaron en el reflejo del espejo opaco que adornaba la pared de ese mediocre baño. No podía creer que esas mismas manos con las que alguna vez acaricio las bellas mejillas de Kyojuro, le arrancó la vida en un abrir y cerrar de ojos.
— Mi querido Kyojuro, mira como acabaste.
Vocalizo con sutileza, para después encaminarse hasta la cruel escena del crimen, cerrando detrás suyo la puerta que delimitaba cualquier mirada.
[...]
"Tic, Tic" se repetía una y otra vez, era un sonido un poco extraño, ¿De qué se trataba? Verán, Akaza se había tomado la molestia de quitarle los registros dentales al cadáver, evitando así que pudieran ayudar a identificarlo. Los metió en un frasco de cristal transparente para poder verlos cada vez que le antoje, y no fue lo único que conservó.
Además de los registros dentales, le quitó las huellas dactilares, ¿Cómo lo hizo? Fácil, le arrancó parte de la piel de todos los dedos, los dejo esqueléticos. Destrozó su rostro con un martillo, le extirpo ambos glóbulos oculares para preservarlos como un trofeo. Todo eso lo realizó con extremo cuidado, con guantes y un cubre bocas para evitar que su saliva llegará hasta el cadáver.
— Eres hermoso, Kyojuro.
Recitó mientras abrazaba contra su pecho el frasco dónde yacían los hermosos ojos del joven florista.
— Ahora nadie nos separa.
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Estuve pensando mucho en subir este capítulo, yo creí que no era tan grotesco pero después de un par de reseñas pude ver qué si lo era. Akaza paulatinamente comienza a corromperse, ¿Que tendrá planeado? ¿Los amigos de Kyo podrán hacer justicia? ¿Alguien se les unirá? Esto cada vez se pone más intenso. 💖
