Thor, hijo de Odín y príncipe de Asgard, está lejos de casa en busca de respuestas. Tuvo una visión de una creciente y misteriosa oscuridad que pronto se apoderaría de su reino.
Thor inspeccionó los alrededores. Una gran cueva. Sombrías estalactitas y estalagmitas crecían desde el techo y el suelo. Las paredes, aunque de color oscuro, parecían bailar. Thor agudizó su mirada, observando atentamente las formas que se movían a lo largo de las paredes, y se dio cuenta de que allí había fuego. Entonces se dio cuenta de dónde estaba: Muspelheim.
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Cuando volvió a centrar su atención en el centro de la habitación, sus sospechas se confirmaron. Un gran trono se levantó del suelo, oscuro y siniestro. Y era demasiado grande para la figura esquelética desplomada sobre el asiento. Thor, con su armadura desgastada, su barba gris y su capa ligeramente desgarrada, se preguntó si se vería mejor que la criatura que tenía delante.
- ¡Demonio! Gritó Thor. - Muestrate. Me liberé. Ahora quiero hablar con mi captor. - Sus palabras resonaron en el ambiente.
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El esqueleto lo miró con las cuencas de los ojos vacías. No hubo respuesta.
Sin embargo, después de unos momentos, Thor comenzó a escuchar el sonido de una ligera brisa. El ruido se convirtió en una risa burlona que llegó hasta el esqueleto en el trono.
Lentamente, el fuego comenzó a brillar dentro de los huesos. De repente, un aura de fuego envolvió por completo al esqueleto, que comenzó a enderezarse en el trono y preguntó:
"¿El hijo de Odín desea verme?"
"Bueno, eso es sin duda una mejora", comentó Thor con una sonrisa irónica.
"Puede que hayas escapado de la prisión, pero nunca saldrás vivo de Muspelheim. – El esqueleto se rió de Thor.
"Después de estar cautivo y atado boca abajo, creo que puedo manejar una bolsa de huesos como tú", respondió Thor.
En ese instante, desde las paredes, el techo, el piso, toda la cueva se iluminó cuando el esqueleto estalló en llamas y comenzó a crecer. Creciendo en tamaño, ocupó completamente el trono y se transformó en una terrible criatura de pura llama. Inclinándose hacia adelante, continuó riéndose de Thor, con la boca abierta con un regocijo perverso.
