Capítulo 9.

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Aquella primera cita había salido de lo más bien, para sorpresa de ambos Cybertronianos.
A pesar de las segundas intenciones que ambos tenían tras esa fachada de enamorado/pretendiente, disfrutaban mucho de la compañía que el otro daba.

Había pasado ya un tiempo desde que comenzaron con esa farsa. Knockout entregaba sus reportes a Dreadwing desde el inicio, asegurando que había tenido buenos avances, y quizás, omitiendo un par de datos, como el verdadero cariño que le había tomado al autobot en los últimos meses.

¿Qué podía decir? Bumblebee lo apreciaba, le había demostrado mucho más afecto y aprecio en unos cuantos meses que su equipo en todo el tiempo que llevaba en servicio. ¿Era mucho pedir un "Gracias Knockout por haberme salvado la vida"?

No hace mucho había arreglado a varios vehicons heridos en batalla, y ni uno solo se tomó el tiempo de agradecerle por su trabajo, sino todo lo contrario. ¡No era culpa suya haberse quedado sin ayudante! Echaba mucho de menos a Breakdown, al menos con él nunca se aburría.

Cansado, se fue a su habitación de recarga para acostarse en la litera mirando al techo.
Ansiaba poder reunirse de nuevo con Bumblebee, porque de hecho, usaba su misión como excusa para dejar la nave cada vez que tenía la oportunidad, y mientras estaba ahí, le gustaba recordar las citas que habían tenido.

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Esa segunda cita se había planeado en un bosque de bambú en Japón. Según Knockout, sería una caminata hermosa, pero quizás ese tipo de lugares no eran muy atractivos por la noche.

— Esto no es para nada como el anuncio —se quejó el Decepticon—. Lamento esto; voy a planear mejor nuestra siguiente cita.

El abejorro hizo una seña con la mano, restando importancia al lugar. No era tan malo, y la luz de la luna lo hacía algo muy agradable.

Y dime, Bumblebee, ¿Cómo fue que aprendiste a luchar? Aún recuerdo los problemas que me diste en las vías del subterráneo —dijo con algo de molestia—.

¿Y cómo no se iba a sentir resentido por eso? Tardó horas para dejar su pintura reluciente. Cómo detestaba no tener ayuda competente; ese insecticon no hizo más que perder el tiempo.

En la academia, aunque no logré terminar mi entrenamiento y me quedé en el rango de explorador —comentó con cierta tristeza—. Optimus fue quien me ayudó a mejorar y enseñó nuevas técnicas, Arcee me apoyó con mi agilidad, Bulkhead a controlar mejor mi fuerzas y Cliffjumper... Él me enseñó a ser más temerario y no flaquear ante el miedo.

Sonrió bajo su protector bucal.

Estaba realmente agradecido por tener un buen equipo que siempre estaba dispuesto a apoyarlo, incluso con algo como tener una relación con un Decepticon.

Knockout guardó silencio unos segundos antes de volver a pronunciar palabra.

Crees... ¿Crees poder enseñarme un poco? —llevó una mano hacia su nuca para rascar su metal. Estaba algo nervioso por esa petición— Tal vez no lo has notado —dijo irónico—, pero no soy muy buen luchador.

El abejorro negó ligeramente con la cabeza, divertido por ese sarcasmo.

— No hago milagros, pero tal vez pueda enseñarte lo más básico. No debe ser más duro que recibir una paliza de una copia barata de Optimus.

— ¿Qué?

Historia para otra ocasión.

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