Capítulo 15.

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— ¿Cómo se te ocurrió salir de noche? —cuestionó la femme notoriamente molesta—, sabes que está prohibido a no ser que Optimus nos autorice para eso; tomamos las medidas necesarias para evitar justamente este tipo de situaciones.

— Si no fuera por Ratchet, no hubiéramos podido llegar por ti —avisó Bulkhead—.

El explorador había despertado de su apagado hace varias horas, su estado ya no era crítico, pero Ratchet le haría unos últimos estudios y lo mantendría en revisión.

Tenía la mirada en el suelo ante las palabras de sus compañeros; se sentía regañado, además de que el dolor por su descubrimiento seguía presente, y eso era notorio en su mirada.

—Yo lo dejé salir —admitió el médico, ganándose una mirada sorprendida de los otros tres presentes. No era común en él romper así las reglas—.

No fue su culpa, yo le insistí para que me dejara abrir un portal.

— No, no fue así. Yo abrí ese portal y te dejé ir.

— Basta los dos —dijo el líder mientras se acercaba—. Ambos son responsables de la salida de Bumblebee, sin embargo, el estado de nuestro jóven compañero no es su culpa, ya que no tenían previsto ese encuentro, ¿o me equivoco?

La vista de todos fue a parar al explorador.

No fue planeado. Ratchet puso las coordenadas en una pista de carreras porque no podía recargar: nunca imaginé que él iba a estar ahí.

Apretó los puños tratando de disimular su enojo.
No quería pensar en lo pasado, pero resultaba sumamente difícil si ocurrió hace menos de un día.

— Con el debido respeto, Optimus, es mejor dejarlo descansar.

— Y yo estoy de acuerdo con eso, viejo amigo.

— Nos mantendremos cerca por si necesitas algo, Bee —esta vez fue Smok, quien no se había despegado de la cama en dónde el explorador descansaba—.

Gracias a todos.

El resto se retiró, dejando a los dos jóvenes y al médico en la medbay.

Ratchet observó con culpa al deportivo amarillo.
Lo pasado estaba hecho, y no podía seguir lamentándose por lo sucedido, sin embargo siempre iba a preocuparse por ese jóven explorador.

— Muy bien Bumblebee, te haré unas últimas revisiones y podrás retirarte a tu habitación para descansar.

No podía hacer mucho más por él, aunque quisiera.
Bee estaba herido no solo físicamente, y eso se veía reflejado en sus ópticos, ¿En dónde estaba ese azúl brillante?, ¿en dónde había quedado esa esperanza y optimismo? Sabía bien que todos estaban un poco decaídos por la pérdida de las llaves, pero el dolor que su mirada reflejaba no solo se debía a eso.

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No, no, no, no, ¡No! Esto no podía ser posible. ¡Maldecía al pedazo de metal oxidado de Starscream!, Ese bueno para nada, lame botas e imprudente le había arruinado por completo su oportunidad de reconciliación. ¡Estuvo tan cerca!

Había tenido otro ataque de ira, tirando y rompiendo todo a su alcance en su habitación de recarga, lastimándose en el proceso y rompiendo un enorme espejo que había conseguido para su pared, pero ni siquiera los rayones en su pintura le importaban en esos momentos.

Los trozos de espejo rotos lo reflejaban de manera distorsionada, dejando ver el desastre que era; aceite manchando su pálido rostro, el carmín de sus ópticos se veía opaco, su metal lleno de imperfecciones y aún así, no tenía las más mínimas intenciones de pulirse.

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