♫Capítulo 1❦

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Zara es una chica de 16 años que tiene una vida normal como cualquier adolescente de su edad. Pero ella no se imagina que su vida estaba a punto de cambiar y dar un giro de 180 grados solo por escuchar música en unos audífonos que le regaló su madre por su cumpleaños.

—¿Daniela? —pregunté sorprendida parada en la puerta.

—Más te vale no decir nada si no quieres problemas conmigo —amenazó alejándose del profesor.

—Mira Zara, te puedo poner una muy buena nota en el examen de física si no dices nada —dijo el profesor.

—Pero yo no puedo hacer eso, sería mentir.

Eso sería lo que hubiera dicho si hubiera sido una chica buena, pero claro está que no es así.

Yo dije esto:

—En primera no te tengo miedo Daniela, pero tranquilos no diré nada, pero ya sabes profe que todo tiene un costo —dije con una sonrisa complacida.

—Trato hecho —dijo el descarado profesor.

—Los dejo solos —guiñé un ojo y me fui.

No me malinterpreten. Claramente me parece muy asquerosa la actitud del profesor, pero también me gustan las cosas fáciles y no sé ser hipócrita. Me gusta ser así como soy.

Es mejor ser una chica mala sincera, que una buena oveja hipócrita

Horas más tarde.

—¡Qué haces! —dije en alta voz, después que Alex me agarró del brazo y me llevó a un aula.

—Tenemos que hablar —afirmó Alex.

—Te he dicho muchas veces que no.

—Pero enserio he cambiado.

—Y después dices que las mujeres son complicadas, cuando tú me dejaste estaba muy enamorada de ti y ahora que no te hago caso insistes demasiado.

—Por favor, hago lo que tú quieras para que vuelvas.

—¿Enserio? Arrodíllate y súplica.

Nunca pensé que él llegaría a ese punto, pero se arrodilló y suplicó a mis pies, yo lo miré con una sonrisa para después jalarlo de la camisa del uniforme y acercarlo a mí.

—Mereces a alguien mejor que yo —le dije estando muy cerca de sus labios.

Me alejé de él y después me fui segura de que con eso el ya no me volvería a buscar.

Al llegar a mi casa me esperaba mi mamá muy emocionada con un pastel y velas.

—Mi cumpleaños es mañana.

—Lo se, pero estoy arreglando esto para las 12, a esa hora celebraremos ya que tú naciste a las 12.

Como ella había dicho a las 12 se llevó a cabo la celebración, había muchos familiares conocidos y otros no.

¿Por qué no invite ningún amigo?

Siempre me pareció innecesario hacer fiestas, prefería comprar ropa. Pero este año solo alcanzó para un pastel y otros bocadillos.

Además los "amigos" que invitaba a mí fiesta de pequeña venían se comían el pastel y sonreían para después decir en la escuela a mis espaldas que mi fiesta fue muy pobre y que solo fueron por cortesía.

Así que decidí no invitar a nadie por cortesía, para evitarlos hacer pasar ese disgusto.

—Hija te tengo un regalo.

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