CAPÍTULO UNO.
Nae estaba como de costumbre junto a Hana, contándole sus tonterías de cada día. Ambas tenían una relación algo extraña, pero no insana, solo eran dos muchachas que se tenían un apego demasiado grande, cualquiera que las viese pensarían que tienen algún tipo de amorío, pero no es así, Nae jamás vería a Hana de otra forma más que como a una amiga. La mejor de sus amigas.
—¿Vamos a un karaoke? ¿O quieres una pijamada? —Nae se mostraba insistente y radiante en su regreso al instituto.
Era una persona que aparentaba ser tímida, pero no tenía nada que ver con lo que era: una castaña alegre y extrovertida. Ella no lastimaría ni al mosquito que le molestaba por las noches.
Y es que era inevitable, ella estaba tan emocionada, tan llena de energía luego de tanto tiempo de descanso, que ni le desagradaba la idea de hacer sus tareas... Bueno, puede que sí, pero a principio de año siempre las haría de una forma más alegre.
—Lo que sea está bien. Hoy mamá no llegará a casa, como era de esperarse, y si te digo la verdad, prefiero pasar tiempo contigo antes que estar sola pese a lo fastidiosa que puedes ser
Nae frunció el ceño, no sabría si sentirse enojada o halagada por las palabras de su amiga, así que prefirió golpear los brazos de esta y apretar sus labios
—¡Malagradecida! —como siempre, comenzó a quejarse y a golpearle sus brazos.
No estaba nada mal, no hasta que los estudiantes restantes ingresaron al salón, infortunadamente para Hana, puesto a que el grandioso Jeon Jungkook atravesó la puerta y captó toda la atención de Nae en solo un segundo. Creería Hana, que solo hace falta que Nae lo oliera para girar su cuello —hasta escucharlo crujir— y observaea cada detalle del pelinegro atractivo como una completa degenerada.
Hana frunció el ceño en disgusto y se resignó a alejarse de Nae y aceptar la derrota: entre ella y Jungkook, Hana nunca superaría la capacidad de ese imbécil al ganarse el foco de atención de cada mujer, ¡es que ni siquiera eso, de cada persona! Él era terriblemente popular y carismático, no demostraba tener un imperfecto, y si lo tenía, pues hasta en eso era perfecto porque sabía ocultarlas de maravilla.
Para Hana, Jungkook era solo un tipo extraño y falso, pero para Nae, ese chico era su hombre ideal, nada más le hacía falta el halo sobre su cabeza y unas hermosas alas blancas para ser un ángel real.
—¿Me escuchaste? —Hana dejó de mirar por la ventana y se concentró en Nae.
—Lo siento, ¿qué dijiste?
—Dije que si te parece bien que me cambie el corte de cabello.
Nae la miró con extrañeza y rebuznó: —¿Qué te hace creer que sé más de estilo que tú? –y era cierto, Nae era una joven bastante desinteresada con su físico y su cuidado, pero después de todo, seguía siendo muy guapa, ¡y sin mover un dedo para arreglarse!
—La verdad es que estoy ansiosa porque este es nuestro año final en el instituto y realmente quiero aunque sea obtener un beso de Jungkook, ¿sabes lo feliz que estuve al saber que quedamos en el mismo salón? Debe ser alguna señal del destino —al decir esto último tuvo que acercarse y susurrarlo a su oído.
—Qué asco —apenas y le dijo con veneno. La pelinegra jamás ocultó su desagrado con Jeon Jungkook y su ridícula cara de inocente.
—¡No seas mala, Nae! —le tiró un pellizco—. Ayúdame a elegir un nuevo estilo.
Hana la miró con desagrado.
—Es algo triste si tienes que cambiar tu aspecto solo por un hombre —no quería sonar tosca, pero verla así de emocionada por Jeon le causaba repulsión y rabia.
Aquel tipo no podía estar con Nae; eso destrozaría totalmente a Hana, sin embargo, tales pensamientos serían algo que jamás le confesaría.
—Eres insoportable. No te vuelvo a pedir nada —dijo con un tonó de voz aguado y se giró.
Al instante un sentimiento de culpa invadió a Nae y no evitó tocar el hombro de su amiga en modo de disculpa. Elevó su cuerpo y le susurró al oído que se vería hermosa con un flequillo.
Y no mentía, Hana nunca le mentiría con lo preciosa que era.
Siempre estuvo presente en su corazón. Tanto tiempo al lado suyo y en sus peores y mejores momentos. ¿Cómo no amarla? ¿Cómo no necesitarla? Si era la única luz que conocía entre la indiferencia que recibía en casa? Pero todo se detenía ahí. Sus sucios deseos no podían ser descubiertos. Aquel amor infame y lleno de pecado nunca podría ser aceptado por alguien.
Hana nunca se había interesado en una persona amorosamente, pero cuando Nae le abrió sus brazos no pudo evitar desear quererla para sí misma. Quería todo su amor, todo su tiempo, su atención y cuidado, Hana quería que fuera para ella sola, que no existiera un hombre que se interpusiera en sus posibilidades.
Aunque sus sentimientos eran algo genuino y puro sabía la repulsión que le causaría, sabía que Nae no lo vería con buenos ojos, que no se les permitiría estar juntas por muchas cuestiones. Se había resignado al resto de su vida a quererla en secreto, a retener ese amor que iba creciendo, que se desbordaba y batallaba al ver su tierno rostro.
Nae era el ser más puro que alguna vez conoció, no se podía poner por encima a nadie, y aun sabiendo y sintiendo todo aquello, era preferible callar antes que arruinar su amistad.
Nae siempre vería a Hana como su mejor amiga y Hana siempre vería a Nae como su más grande amor.
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ENTRE TÚ Y ELLA [+18]
FanfictionJungkook, un joven que nunca había experimentado el amor, se siente atraído por Hana. Sin embargo, descubre que ella está enamorada de su mejor amiga, Nae. Obsesionado con el nuevo sentimiento que conoce, Jungkook se adentra en un oscuro camino disp...