ENTRE TÚ Y ELLA [+18]

Todo lo que quise eras tú

CAPÍTULO SIETE

Estaba tan ida en sus pensamientos que apenas logró percibir que su mejor amiga estaba chasqueando los dedos frente a ella para obtener su atención. Con un jadeo regresó al presente y observó los redondos ojos de Nae, que la miraban con una expresión preocupada.

Faltaban apenas veinte minutos antes de que iniciara la clase y el maestro aún no llegaba, por lo que, como siempre, las dos amigas esperaban con paciencia. Afortunadamente para Hana, Jungkook no estaba cerca gracias a que este estaba charlando con otros compañeros, lo que le daba un poco de paz a Nae pues podía tenerla solo para ella aunque sea unos minutos.

—¿Ves? Ni siquiera me estás escuchando —hizo un pequeño puchero—. Te sucede algo y no me lo quieres decir.

Hana tuvo que desviar la mirada con indiferencia. Si tan solo pudiera contarle todo a su mayor confidente. Si tan solo pudiera ser honesta, ¿la miraría de la misma forma?

¿Con misericordia o con odio?

A decir verdad, no quería saber la respuesta. Prefería morir en la ignorancia.

—Son solo las cosas de siempre, ya sabes, mi madre, el estudio... Me conoces.

Hana hizo un ademán con su mano, restándole importancia, pero Nae insistió, preocupada.

—¿Tu madre sigue presionándote? Podría entender su preocupación, pero todavía estás muy joven para que te imponga esas responsabilidades —habló enojada y cruzándose de brazos.

La situación familiar de Hana era compleja, pues provenía de una muy conservadora, la cual siempre le estaba exigiendo comportarse como una dama. Así como en el futuro tendría que darle significado a su vida como mujer; con un esposo y uno o más hijos que cumpliera el estándar de la familia tradicional.

La idea era estúpida para Hana, solo le causaba náuseas pensar en convertirse en esa mujer que su madre deseaba. No se imaginaba a ella misma cuidando niños y esperando pacientemente a su esposo mientras ella se pudría en su casa.

Quería experimentar, amar, conocer el mundo, ¡ser libre! Pero todo lo que su madre esperaba de ella significaba una prisión para Hana.

—Cuando habla con mis abuelos regresa con esas ideas, solo espero a que se le pasen. Ya sabes la rutina —como siempre, pretendió no darle importancia y así mismo esperó a que Nae olvidara el tema.

Si bien esto le generaba un conflicto en su vida, no era tan caótico como la verdad que le estaba ocultando a su mejor amiga.

Ese malnacido pelinegro algún día se las pagaría. Quería verlo llorar sangre y retorcerse del dolor. Aunque le molestara admitirlo, su cuerpo reaccionaba de formas que no conocía ante el tacto de Jeon, pero aún así, en su mente estaba claro que aborrecía a ese tipo.

—Tienes razón... Igualmente, no te preocupes ahora por eso, todavía tenemos planes que cumplir, ¿sí?

Hana por fin sonrió y tomó la mano de su amiga, con una pequeña calidez en su corazón. Deseó desde el fondo de su alma poder abrazarla.

—El profesor ya llegó, Nae, vamos a sentarnos antes de que se enojé —Jeon interrumpió la rosa burbuja en la que se encontraban las dos chicas y jaló a Nae sin dejarla decir más.

El gesto de Hana se ensombreció.

Aquello que Nae esperaba de Hana no era más que una estúpida fantasía, pues cualquier plan ahora se había quedado en meras palabras. Sabía que en un futuro no habría una amistad, no habría amor, no habrían ni siquiera buenos recuerdos.