Tengo un gran borrón de mi infancia. Por más que trate de recordar qué ha pasado, no aparece nada en mi cabeza. Lo que sí recuerdo es más bien físico, los golpes que de pequeño recibía por parte de Alicent y cuando mi abuelo Otto llegó una noche y me apalizó con su cinturón.
Normalmente, no me suelo quejar. Sé que me merezco todo lo que me ha pasado porque como Aemma dice, me lo busco. Sin embargo, he aprendido a ser el mejor villano del mundo.
Recuerdo cuando maté a alguien por primera vez. Solo me pilló mi madre y lo que hizo fue fracturarme la cara de un bofetón. Jamás me preguntó por qué maté a ese hombre, así que nunca se lo conté y tampoco lo habría hecho.
Recuerdo sus huesos romperse con tanta facilidad, su último aliento salir con dificultad de un cuello diez o veinte veces mordido. Yo solo tenía once años, pero mis poderes vampíricos se habían manifestado fuertes.
El tacto me horrorizaba. Es algo que desarrollé desde que me conozco. No me gusta que me toquen y si tengo que tocar, soy yo el que lo hará. Quizás por eso inicié aquella pelea contra Lucerys y Jacaerys, ambos habían sido demasiado insistentes en jugar, me agobié y sencillamente estallé. ¿Quién se creen ellos de todos modos de querer jugar con nosotros? Los sangre pura no se juntan con frágiles y estúpidos humanos. Maldita sea.
Cada vez que Jacaerys se acercaba a Helaena me daban ganas de partirle el cuello. Era un enfado muy genuino, sobre todo porque ni siquiera a Helaena le hacía gracia que ese baboso niño la estuviera orbitando como si fuese una estrella.
Una vez hablé con mi hermana y me dijo que lo ideal para ella sería morir sola, que no quería traer hijos a este mundo cruel pero que había sido obligada y en algún punto de su vida tendría que cumplir.
Me contó que Jacaerys le hacía muchas preguntas constantemente. ¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Has dormido bien? Qué pesado, ¿por qué siquiera intentaba parecer bueno?
Y pues yo me convertí en la especie de protector de mi hermana; cada vez que podía intervenía en sus interacciones. Sabía que palabras decir para que se fuera.
- Quita, sucia rata de ojos rojos.
- ¿Cómo me has llamado? - preguntaba él, como siempre inflando su pecho cual palomo.
- Rata. Una puta rata. Fuera, deja a mi hermana. ¿No ves que no le gustas ni un poco? Lástima es lo que le das. Un jodido error, eso eres. Ahora mi hermana tiene que cargar con la mierda que tu puta madre creó por no poder mantener sus piernas cerradas.
Puñetazo. Lo recuerdo fuerte y preciso, me rompió la nariz y se me abalanzó para seguir golpeando mi rostro. Luego llegó Aemond para defenderme, seguido de un Lucerys que se me lanzó encima al grito de "deja a mi hermano". Hice volar al bastardo enviándolo contra la pared, y mientras Aemond se encargaba de Jace, yo solté una risa prepotente.
- Que vengan de uno en uno o dos en dos. ¡Os voy a arrancar las cabezas!
Mi mirada fue hacia Daeron, el cual no intervino más que para parar a Joffrey cogiéndolo de la capucha del abrigo e impidiéndole avanzar. Me hizo una señal con la mirada, momento en el que vi a Lucerys coger una jarra y salir abalanzado hacia Aemond.
El pequeño niñato había gritado tanto que me perturbó, luego cuando me quise dar cuenta Aemond estaba sosteniendo su ojo. Lucerys le había clavado el cristal dentro tras romper la jarra en su cabeza.
- Joder con el niño -dije sorprendido. Mira que yo tenía ira acumulada pero aquello era... wow.
Luego llegó mi madre y me pegó. Fui yo quien voló hacia una pared. Sentí mis costillas rotas y menos mal que se regeneraron.
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HOUSE OF BLOOD - VAMPIRE AU.
FanfictionLa casa Targaryen es conocida por ser una de las tres casas de vampiros "pura sangre". Perfecta, glamurosa y respetada, hasta que una pequeña gieta hizo que se fracturasen sus cimientos. Rhaenyra deshonró su matrimonio y se enamoró de un humano con...