Tiempo atrás
La llamada de mis padres fue inesperada. “Debes venir”, dijeron. No explicaron nada. Solo que debía estar ahí. Si hubiera sabido lo que me esperaba, jamás habría cruzado esa puerta.
Pasé la mañana en casa con ellos. Estaban extrañamente atentos, serviciales incluso. Mi madre cocinó mi platillo favorito, mi padre se mostró más afectuoso de lo normal. No lo cuestioné. Solo me dejé llevar por el momento.
Por la tarde, tuve que salir para asuntos del trabajo. Cuando regresé, la atmósfera había cambiado. Dos hombres vestidos de traje, con cabello lila y morado, estaban sentados en la sala junto a mis padres. Mi estómago se encogió.
—Siéntate, hija —dijo mi padre con voz tensa.
—¿Quiénes son ellos? —pregunté, sin moverme de la entrada.
—Vas a irte con ellos —soltó, como si fuera la cosa más normal del mundo.
El aire se me atascó en la garganta.
—¿Qué?
—Nos dieron una buena oferta —intervino mi madre, con la vista clavada en sus manos.
Comprendí en un instante. Todo encajó. Su repentino cariño, la insistencia en que viniera, las sonrisas forzadas.
—No... —mis labios temblaron—. No. Díganme que esto es una broma.
El silencio fue la peor respuesta.
—¿Sabías de esto? —miré a mi madre con los ojos nublados de lágrimas.
Me giré hacia mi madre, esperando que negara lo que acababa de escuchar. Que dijera que era un malentendido. Pero ella solo desvió la mirada.
El mundo se me vino abajo. Mi pecho ardía. La traición pesaba como una losa sobre mi espalda.
—Dímelo —exigí con la voz quebrada—Dime que no lo sabías.
Pero el silencio fue peor que cualquier respuesta
Uno de los hombres, el de cabello más oscuro, suspiró con aburrimiento.
—No tenemos todo el día.
La rabia me quemó la piel, pero mi cuerpo se sentía demasiado débil como para reaccionar. Esa misma tarde se efectuó la boda, tuve que firmar unos papeles para estar casada con ellos, ví mi vida pasar en cámara rápida mientras firmaba mi sentencia de muerte, porque eso era para mí. Me sacaron de la casa sin darme oportunidad de despedirme. No lo habría hecho de todos modos. No quería volver a verlos.
Afuera, un auto negro de aspecto lujoso nos esperaba. Uno de los hombres abrió la puerta trasera para mí. Me subí sin decir nada, la cabeza dando vueltas.
El otro hombre tomó el asiento del copiloto y me miró por el retrovisor.
—No llores. No te ves linda así.
Le lancé una mirada llena de odio.
—Me vale si me veo linda o no, eres un imbécil.
—Un imbécil guapo y adinerado —Se giró a verme —Y tendrás que soportarme, porque después de todo ya eres mi esposa
Mi estómago se revolvió.
—¡Yo no quería esto! ¡Me obligaron!
El hombre del volante rió entre dientes.
—Es lo que pasa cuando llamas nuestra atención.
—Eso no tiene sentido.
No respondieron.

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Nuestra [Haitani x t/n]
Fiksi Penggemar___ es obligada a casarse con los hermanos Haitani, para pagar las deudas de su padre, pero en el proceso surge algo más. ¿Amor? U ¿Odio?. Pero no todo será fácil para ___, está Thoru, una chica que está dispuesta hacer todo para quedarse con los Ha...