Capítulo 4: Ser mi prometida falsa

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*SEMANAS DESPUÉS*


*Berit*




-Te has tenido muy guardado los sucesos de aquella noche, perra.

La voz de Beatrix la distrae por un momento, así que detiene el carrito de limpieza que llevan por uno de los pasillos del edificio.

-Nada que decir, además tú también te lo tienes guardado. Una noche como esa no nos volverá a pasar.

-¿Y por qué no? El dueño de ese club es ahora mi amiguito... -comenta pícara, moviendo ambas cejas-. O es que, ¿te refieres al tipo con el que pasaste la noche?

La pregunta le hace abrir los ojos de par en par, y justo en el momento que dice eso unas señoras van pasando cerca y al escuchar a Beatrix se quedan mirándolas de una forma para nada agradable.

"Chismosas"

-Calla, que así te ves más bonita. -demanda, para seguir por el pasillo. Beatrix va al mismo piso que ella, por lo que no tarda en alcanzarla y seguir parloteando.

-Aja. Tú que sabes si te lo vuelves a encontrar en ese lugar, a lo mejor y lo hace siempre.

-No me interesa.

-¿Por qué el rubor?

Cuando se pone en plan "Quiero saberlo todo" no hay quien la detenga.

-Hay calor.

-Te dio calor cuando pensaste en ese papasito, jujujujujujuju.

Es peor que una cría de 8 años.

-No te vas a rendir, ¿cierto?

Cuestiona, deteniendo el carrito nuevamente. Se da la vuelta hacia ella observándola con seriedad fingida.

-No.

- Fue la mejor noche de mi vida y punto. Ahora estamos en la realidad y debemos trabajar, así que adiós...


*UNOS DÍAS DESPUÉS*



Jamás imagino que se cruzaría nuevamente con aquel hombre que la hizo delirar de placer durante toda una noche.

No sabía cómo entraría a esa habitación a enfrentarlo sin que los recuerdos de aquella noche la invadiesen.

"Tú puedes Barit"
"no es como si fueras acostarte de nuevo con él?

Tomando una gran bocanada de aire agarra el pomo de la puerta girándola lentamente. Al otro lado de la habitación se encuentra un hombre cuyo físico es tan imponente que te hace dudar si es el real o no, pero lo más atrayente es su mirada... rebosante de una frialdad que cala cada parte de sus huesos. Con el corazón latiendo furiosamente en su caja torácica levanta la mirada, detrás de un escritorio de gran magnitud de madera caoba, color negro se halla él..
El hombre que le hizo olvidar por completo que pertenece al mundo de los que deben trabajar para pagar hasta el aire que respira, y que tiene más deudas que un borracho.

Observa fijamente su rostro, viendo cada facción, esa perfecta barba, unos delineados labios, nariz fina, cabello negro y una piel tan suave como las nalgas de un bebé. Pero lo que resalta en esa cara bonita son esos ojos, constelación en dos gemas completamente verdes.

La Falsa Prometida Del CEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora