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Sábado por la tarde. Justamente la 1:21 p.m.

Un carismático chico de bella sonrisa y negros cabellos, semejantes a la oscuridad de la noche estaba en su hogar, sentado en la comodidad de su sillón, comiendo un delicioso helado de vainilla y fresas mientras reproducía 'Greys Anatomy' en la dichosa pantalla de su computadora.

Ni el sonido de la puerta de entrada abriéndose fue capaz de sacarlo de su concentración en la serie.

—Buenas tardes a ti también, Jaeyun.— recitó sarcástico el coreano.

Fue en ese momento donde Jake finalmente puso pausa a su programa mientras volteaba parte de su cuerpo para encontrarse con su amigo.

Su mejor amigo. Detestaba tener que decirle así aún sabiendo que lo había dejado de mirar de aquella forma desde hacía dos años.

—¡Heeseung! No vi en qué momento llegaste.— quiso hablar nuevamente, de no ser por el sonido del celular avisando una llamada se reprodució, y en cinco segundos el mayor había desaparecido hasta la planta de arriba.

Lo último que Jake escuchó fue la puerta de la habitación siendo cerrada antes de volver a reproducir su serie, disfrutando del helado que se iba derritiendo en su boca.

Como siempre sucedía, no supo si habían pasado ya varios minutos o sus "cálculos" mentales eran certeros y sólo habían pasado tres segundos.

Los pasos resonantes y apurados que bajaban por las escaleras de madera lo aturdieron, logrando que su serie dejara de ser su punto de atención y teniendo que pausarla nuevamente.

¿Buscas algo, hyung?

¿No has visto mi bata? Tengo que ir al hospital.— cierto, Heeseung era enfermero.

Para Jake era el enfermero más caliente y excitante que podía existir en cualquier lugar del mundo.

—Debe estar en el closet.

—Ya he visto en el mío, es lo primero que revisé.— hasta ese punto, Jake podía sentir su estrés.

Y no era por ser muy atrevido pero él podía ofrecerse como un desestresante.

¿Qué hay del mío?

—¿Por qué estaría ahí?

—¿Por qué no?

No tuvo que decir nada más para ver a su compañero desaparecer y luego de dos exactos minutos volver a bajar.

—¿Qué hacía ahí?

—Quería ver que tan bien me vería como un médico.— "Aunque no me vi tan bien como tú" pensó al instante.

¿Bien?— no parecía convencido, pero poco podría importarle.—Me iré, no vayas a hacer un escándalo.

—Hey, tengo veinte años, no cinco.— refunfuñó.

—Sigo siendo dos años mayor que tú.

A pesar de que Jake quiso objetar y reclamarle, se quedó admirando la alta figura del mayor.
Primero sus largas piernas cubiertas en anchos pantalones blancos, que hacían conjunto con los tenis, la camisa y la bata... Sí, aquel uniforme blanco le quedaba tan bien.
Aún cuando las prendas eran anchas, Jake seguía viéndolo como algo más caliente que un horno a 180 grados.

Y ni hablar de su rostro, aquellas prendas blancas hacían resaltar su piel tenuemente acanelada, incluso los lunares en su rostro parecían brillar junto a los gruesos labios húmedos y rojizos... A Jake nuevamente se le hizo agua en la boca.
Sus ojos de bambi contrastaban gracias a los delgados lentes negros sin aumento que utilizaba, porque según Heeseung, lo hacían lucir más profesional.

"¿Profesional? Pff, no sabía que tenías que lucir como un jodido Dios griego para tener que lucir como un profesional."

Además de su corto cabello negro, donde dos flecos cortos se escapaban por los literales de su frente.

Más ardiente que el Sol en los veranos.

—Debería mandarle un aviso al cielo, porque a Dios se le están escapando ángeles.— no supo que había pensado en voz alta, pero agradecía que su voz haya salido en un tono bajo.

¿Qué dijiste?

—Ten cuidado con el Sol.— hizo una pausa antes de sonreír coquetamente.—Escuché que derrite bombones.— intentó hacer un guiño, fracasando al momento.

Heeseung simplemente rió por las ocurrencias del chico, saliendo del hogar compartido con una sonrisa.

Jake hizo un puchero, debía aprender a guiñar.
Pero aún cuando quiso regañarse mentalmente, una vez más regresó su mirada a la pantalla, con el típico pensamiento de "un capítulo más".

Pero aún cuando quiso regañarse mentalmente, una vez más regresó su mirada a la pantalla, con el típico pensamiento de "un capítulo más"

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