Dos

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Intercambio de Cumplidos

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–¿Qué has dicho? –preguntó Jung Hoseok cuando se disponía a llevarse a la boca un trozo de pollo.

–Voy a encargarme de escribir las crónicas de los partidos de Warriors. Viajaré con ellos –repitió Jimin atendiendo a la amistad que los unía desde la infancia.

–¿El equipo de rugby?

Hoseok trabajaba en el shopping vendiendo aquello de lo cual era un completo adicto: zapatos. A primera vista, Jimin y el tenían algunas cosas en común. Hoseok era castaño, de ojos marrones, altura promedio y casi parecía un anuncio andante de belleza y buen gusto. Sin embargo, sus caracteres eran no muy parecidos. Jimin era introvertido, en tanto que Hoseok no se guardaba ningún pensamiento o emoción. Jimin compraba por internet. Hoseok consideraba las ventas por internet una herramienta del mal.

–Sí, por eso estoy en esta parte de la ciudad. He venido a encontrarme con el dueño del equipo.

Aquellos dos amigos eran como el fuego y el hielo, como la noche y el día, pero compartían experiencias y un pasado que los mantenía profundamente unidos.

La madre de Hoseok se había fugado con un camionero y había ido apareciendo y desapareciendo de su vida cada cierto tiempo. Jimin había crecido sin madre. Los dos chicos habían vivido puerta con puerta en Gwangju, en la misma cuadra. Eran pobres. No tenían donde caerse muertos. Ambos sabían lo que era acudir a la escuela calzando zapatos viejos cuando los demás los llevaban nuevos.

Los dos habían crecido, y cada uno se enfrentaba al pasado a su manera. Jimin cuidaba el dinero como si siempre se tratara del último cheque de su vida, en cambio Hoseok derrochaba enormes cantidades en zapatos de marca, como si fuese millonario.

Hoseok dejó el tenedor junto al plato y se llevó una mano al pecho.

–¿Tienes que viajar con Warriors y entrevistar a los jugadores mientras se desnudan?

Jimin asintió y contestó, mientras pinchaba unos ravioles con crema:–En el mejor de los casos, no se quitarán los calzoncillos hasta que yo esté fuera del vestuario.

–Estás bromeando, ¿no? ¿Qué otra razón podría haber, aparte de ver hombres tal y como vinieron al mundo, para entrar en un vestuario maloliente?

–Entrevistarlos para el periódico.

Como ya los había visto a todos esa misma mañana, estaba empezando a sentir un poco de temor. A su lado, teniendo presente que el medía metro sesenta y cinco, parecían gigantes.

–¿Crees que se darían cuenta si sacas algunas fotos?

–Sin duda. –Jimin rió–. No son tan tontos como podría creerse.

–Pues la verdad es que no me molestaría ver a unos cuantos jugadores de rugby desnudos.

Y una vez que los había visto a todos, verlos desnudos era un aspecto del trabajo que le preocupaba. Tenía que viajar con esos hombres. Sentarse con ellos en el avión. No quería saber cómo eran sin ropa. A Jimin sólo le gustaba estar cerca de un hombre desnudo cuando los dos lo estaban. Y si bien para ganarse el pan escribía acerca de explícitas fantasías sexuales, en su vida cotidiana no se sentía cómodo ante la desnudez descarada. No era como el doncel que escribía acerca de relaciones y citas amorosas en la columna del periódico. Y, en ningún caso, se parecía a Bomboncito de Miel.

Juega y Gana  ➳ YoonMin (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora