Juega y Gana ➳ YoonMin (Adaptación)

Cuatro

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Un golpe complicado

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A Jimin casi le asustaba ver a su alrededor. Esa mañana, mirar a alguno de los jugadores de Warriors era como mirar los estragos de una batalla campal. Resultaba horrible, pero no podía darse la vuelta. Se sentó cerca de la parte delantera del avión, al otro lado del pasillo frente al ayudante del director deportivo del equipo, Jeon JungKook, con un ejemplar del periódico de Busan abierto en la página de deportes. Jimin ya había enviado su crónica del sangriento partido de la víspera, pero estaba interesado en saber qué habían dicho al respecto los reporteros de locales.

La noche anterior, Jimin y el resto de los periodistas deportivos habían esperado en la sala de prensa una oportunidad para entrar en el vestuario de Warriors. Habían tomado café y Coca-Cola y comido algo rápido, pero cuando el entrenador NamJoon por fin salió, les informó de que no concederían entrevistas.

Durante la espera, los periodistas de Busan habían estado bromeando con el, contándole anécdotas. Incluso le dijeron qué jugadores se mostraban dispuestos a colaborar y contestaban a las preguntas. También le hablaron de aquellos que nunca respondían. Min YoonGi ocupaba el primer puesto en la lista de los más arrogantes.

Jimin dobló el periódico y lo metió en el maletín. Tal vez los periodistas de Busan habían sido amables con él porque no lo consideraban una amenaza. Quizá lo habrían tratado de modo diferente si hubieran estado dentro del vestuario haciendo entrevistas. Jimin no tenía modo de saberlo, y tampoco le interesaba. Fue agradable descubrir que no todos los reporteros del sexo masculino se sentían incómodos en su presencia. Lo alivió saber que cuando escribiera su siguiente columna acerca de sus experiencias, podría decir que algunos hombres habían evolucionado y que no todos lo veían como una amenaza para su amor propio.

Había enviado ya dos artículos al News Korean Times. Y no había tenido noticias del editor. Ni una sola palabra de aliento o crítica, lo que Jimin entendía como una buena señal. Había visto que los jugadores se pasaban de mano en mano su primer artículo, pero ninguno había hecho comentario alguno.

-Leí tu primera crónica -dijo JungKook al otro lado del pasillo.

Jimin calculó que Jeon medía un poco menos de metro ochenta. Su traje azul marino tenía toda la pinta de ser hecho a medida, y debía de costar más de lo que ganaba un trabajador con sueldo promedio. Tenía el pelo rizado y a pesar de sus veintiocho años, aparentaba diecisiete. Sus ojos pardos reflejaban inteligencia y astucia, y tenía unas largas pestañas.

-Hiciste un buen trabajo -añadió.

Por fin alguien le decía algo de su artículo.

-Gracias.

Él se inclinó hacia el pasillo.

-La próxima vez deberías mencionar nuestros casi tries -dijo en voz baja.

Jeon era el más joven de los ayudantes de director deportivo del campeonato, y Jimin había leído en su nota biográfica que era miembro de MENSA, el club de personas que tienen un alto coeficiente intelectual. No lo dudó ni por un segundo. Aunque parecía haberse esforzado mucho para desprenderse de su aire de nerd, no lo había logrado por completo pues llevaba un protector para lapiceros en el bolsillo de la camisa.

-Te diré una cosa -dijo Jimin acompañando sus palabras de lo que esperaba fuera una encantadora sonrisa-. Yo no me meteré en tu trabajo si tú no te metes en el mío.