Capítulo Dos

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Avery

—¿Cómo te sientes hoy?

—Cansada, hinchada y con mareos —contesto con honestidad en medio de un bostezo—. Lo sé, soy la envidia.

—Bien. Al menos no has presentado ningún efecto secundario como hematomas, picazón en la zona de la inyección o retención de líquidos, es bueno, ¿no?

—Mantengamos los dedos cruzados.

—¿Qué tal los dolores de cabeza?

—Me siento como si estuviera en consulta.

—Avery...

—Estoy bien, lo prometo. Mis síntomas son los esperados por el tratamiento hormonal.

—De acuerdo...

—Agradezco la preocupación, Mer, pero te aseguro que estoy bien, bueno, entre lo bien que se puede estar al convertirte en un sexy cóctel de hormonas.

Para quienes creen que donar óvulos es una cuestión rápida y simple, resulta que no lo es.

Mi primera visita a la clínica consistió en una entrevista con la coordinadora para resolver mi dudas, me explicaron en qué consiste el tratamiento, las ventajas que tiene y los posibles riesgos. Luego de volver a meditarlo —consciente de que todavía podía arrepentirme— y considerar toda la información nueva, tuve una segunda entrevista donde se me abrió una historia clínica como futura donante, habiendo tenido que firmas los consentimientos en los cuales confirmo mi deseo y compromiso para ser donante de óvulos. También estuve reunida con la psicóloga del centro para que me hicieran una valoración psicológica, con razón de que pudieran determinar si estoy preparada mentalmente para asumir lo que implica ser donante.

Al parecer sin la aprobación de la psicóloga, aunque las pruebas médicas tengan resultados correctos, no pueden aceptar a la mujer como donante de óvulos. Lo bueno es que ya superé toda esa fase.

Revisión ginecológica con ecografía, análisis de sangre y electrocardiograma. Además, me dieron unos cuestionarios para que los rellenara con información sobre mis antecedentes médicos personales y familiares.

Todo un trajín.

Solo después de que hubieran comprobado que todas las pruebas médicas y psicológicas han salido correctas, y por ende que que reúno todos los requisitos exigidos por la ley, finalmente fui admitida por el centro como donante de óvulos.

No vuelvo a hacer esto en mi vida, eso es seguro.

—¿Cuántos días son los que tienes que seguir inyectándote?

Las inyecciones de hormonas son subcutáneas, y lo bueno es que soy lo suficientemente valiente para hacerlo yo misma en casa y no tener que ir a la clínica cada dos por tres.

—Según lo que me dijo la doctora, la estimulación varía de diez a quince días. Tengo que seguir con los chequeos para asegurar que todo marche bien.

—¿Y sería todo?

—En mi caso, sí

Debido a que mis óvulos van a vitrificarse, no tengo que pasar por otro extenuante proceso como cuando se realiza una ovodonación en fresco.

Aunque, igual tuve que esperar el comienzo de mi menstruación para iniciar la estimulación ovárica y con ello producir la maduración simultánea de varios óvulos. Juro que casi tengo grabado el folleto en la cabeza.

Todavía tengo que continuar yendo a la clínica para revisiones continuas y observar la evolución de los folículos ováricos, dichas revisiones se hacen mediante ecografías vaginales y extracciones de sangre. Divertido.

Fuera Del PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora