Capítulo 04

28 4 0
                                    

"Bienvenidos al infierno"

Había una pequeña caja en el centro de la mesa, envuelto en papel rosado y con una nota.

Para Ela, mi pequeña y dulce hermana.

—Con todo mi corazón, Aina.

Le aterraba abrirlo y volver a sentir esa ausencia que ayer casi la consumía, pero ya estaba por partir y no sabía cuando iba a volver.
Resignada a la tristeza, la tomó y abrió, dentro había un collar que le había visto en ciertas ocasionales. Era caro, probablemente lo único de valor en su familia. Tomó la hoja que lo acompañaba para poder leerla.

Lamento tanto irme y dejarte tan pequeña, quisiera quedarme un montón de años más. Verte crecer, dirigir el ejército (porqué sé qué eres capaz de eso y más). Ver el mundo que vas a ayudar a construir dónde ya no haya guerras.
Quisiera ver cuando te enamores por primera vez, responder tus dudas sobre el amor.
Estar en primera fila el día de tu boda, pero no voy a poder a hacer nada de eso. Nisiquiera podré casarme o tener hijos.

Pero Ela, no me voy triste, tal vez un poco enojada con la vida, pero no me voy triste. Sé que te todo lo que pude durante los últimos seis años, no sé si fue mucho, pero yo también era una niña jugando a ser adulto. Tenía sólo 10 años cuando me hice responsable de ti, si no fuera por Karina Braun y su generosidad no hubiera podido sola.
Ya no voy a estar, pero sé que no estarás sola: Karina, Zeke y Reiner van a quererte tanto que te harán la vida menos dolorosa.
Tu equipo, tus amigos y toda la gente que conozcas van a acompañarte y a enseñarte los bellos colores que tiene la vida. Colores que yo conocí gracias a Zeke y a quiénes fueron mi equipo.
Gracias a ti.

Te quiero tanto Ela, mi amor siempre estará a tu lado y voy cuidarte desde dónde sea que vaya.
En algún momento nos hemos de encontrar, dentro de mucho tiempo y podrás contarme con detalle lo que ha pasado en mi ausencia.

Crece, ríe, llora, disfruta, ama, pelea.
Vive, Ela. Vive y disfruta cada segundo de tu vida.

—Te amo, Aina Blanchard.

Las lágrimas brotaban una tras otra, arrugó la hoja contra su pecho junto al collar.
Se preguntaba porque la vida tenía que doler tanto, odiaba la condición en la que nació y daría todo por cambiarla. O al menos cambiar su futuro, no quería más sangre. Sólo quería ser feliz y dejar de preocuparse por si esa noche podría o no cenar.
Llamaron a la puerta un par de veces, limpió las lágrimas, guardo el collar y la carta en la caja y la metió a su mochila que ya estaba llena de cosas que el ejército le había dado para la misión.
Con los ojos hinchados se acercó a abrir la puerta, Porco estaba ahí.

— Vine a acompañarte. —extendió el brazo y le entregó un pequeño ramo de flores, que estaba segura de qué había tomado de su jardín. Eran pequeñas amarillas y blancas y en el centro una rosa roja— Mamá y Marcial ya se han adelantado. ¿Vamos?

— Vamos. —salió de la casa echándole una última mirada y la cerró con llave— Ten. Zeke tiene una, pero te dejo otra a ti por si alguno la pierde. —dijo entregándosela.

Invisibles ||Reiner Braun|| ||Jean|| xOC femDonde viven las historias. Descúbrelo ahora