MÍA- GIYUUSHINO

Comienzo

Lejos del centro de la cuidad en dónde se puede observar varios vehículos persiguiendo a uno solo adentrándose en un campo lleno de árboles y frutas.

- creo que lo perdimos...¡ Al fin!- suspiró lleno de alivio volteando a ver a su amada esposa quien le mostraba una sonrisa en los labios

- tienes razón corazón....al fin lo perdimos.....lo mejor será mudarnos lejos así no nos podrá encontrar- hablaba agitada pues estaban demasiados cansados al ser perseguidos por tantos vehículos

- sí, pero vámonos a casa tomemos las cosas de mejor valor así él no se podrá quedar con nada-

- sí vámonos-

Aliviados y creyendo que su vida estaría a salvó emprendieron el viaje a su casa que por suerte no quedaba tan lejos tan solo debían desviarse por otro camino del bosque.

Cuando llegaron a su casa todo parecía estar en orden su hija aún no llegaba del trabajo así que no se enteraría de lo que sucedió.
Por las dudas revisaron todo el lugar desde el número de cubiertos hasta los objetos más grandes.

- iré a preparar la cena...de seguro no tarda en llegar- anunció la esposa a su marido con bastante tranquilidad

- está bien mi amor.....no te preocupes por mi iré a mi escritorio para hacer unos papeles e irnos de aquí con nuestra hija.

Su esposa solo asintió era un matrimonio bastante amoroso y cariñoso casi nunca peleaban y llevaban una pequeña empresa farmacéutica, además tenían una hija realmente hermosa e inteligente no vivían con bastantes lujos sin embargo para la hija eso era lo menos importante, solo necesitaba el amor y comprensión de sus padres y la unión.
Lo que solía odiar su hija era la mentira, el engaño y la traición.

Cada uno tomó caminos diferentes ella iría a la cocina y el a su despacho.

Cuando ingreso por la puerta de su despacho vió que su silla estaba dándole la espalda , no recordó haberla dejado así pero no le tomó suficiente importancia tal vez la última vez que se levantó de la silla se dió la vuelta y no se dió cuenta.
Alzó los hombros y se dirigió a la silla para colocarla como es, pero antes que la tocará la silla se dió la vuelta y ahí se encontraba un hombre cruzado de brazos y piernas mirándolo directamente a los ojos.

El no pudo reaccionar, retrocedió bruscamente como si hubiese visto al mismo diablo y no le salía el habla.
Al verlo sentado en su silla corrió hacia la salida pero en la puerta ya se encontraban otros dos hombres interfiriendo en el paso del hombre, no tenía salida estaba rodeado y lo que más le preocupaba era su esposa.

- en dónde está el dinero- preguntó con irá uno de los hombres

- yo.....yo no le tengo- contestó nervioso

- sabes que hablar te resulta bueno verdad- dijo el otro hombre más calmado incluso mostrándole una sonrisa

- no tenemos todo el tiempo¡Habla de una buena vez!- mencionó el primer hombre

El hombre se arrodilló ante él- lo siento no tengo el dinero por favor demen más tiempo les prometo que lo devolveré todo

- pues acabas de cometer un error- se agachó hacia el hombre que está arrodillado- no debiste arrodillarte con mi compañero, más bien eras de haber hecho eso con él- señaló hacia el hombre que se encontraba en la silla - se incorporó y miró al hombre sentado en la silla- ¿ Que debemos hacer?-

- busquen en toda la casa, inclusive bajo las piedras, pueden poner la casa patas arriba no me importa solo quiero que encuentren el dinero-

-sí- afirmaron ambos hombres y se pusieron a buscar el dinero a los pocos minutos la casa estaba en desorden varias cosas tiradas, rotas etc.
La esposa al escuchar tanto ruido procede a ir al segundo piso en dónde encuentra todo tirado y de uno de los cuartos salía el hombre causante de todo esto.
La mujer también se quedó fría mirándolo mientras el se dirigía hacia ella