Por poco

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Se despertó asustada, y también maldijo por haberse quedado dormida.

— ¡hay no puede ser !— empezó a chillar de coraje mientras pateaba las cobijas y daba golpes sobre el colchón su plan de escapar se estropeó por haberse quedado dormida -  ¡ Maldita sea ! ¡ Ugh!

Los pequeños chillidos que supuestamente habían iniciado, terminó por ser gritos de desesperación.

— señorita ¿ Qué sucede ? ¿ Le pasa algo ?— una sirvienta entró sin aviso fingiendo  preocupación por ella

— No. ¡ Estoy bien !— afirmó — ¡ Vete !

La sirvienta hizo una mueca antes de salir disgustada— agh ¿ Esa mocosa quién se cree, para tratarme así?- murmuro cerrando la puerta.

—¿ A quién te refieres con mocosa ? — interrogó aquella voz

No sé había percatado de la presencia de su señor detrás de ella provocandole un escalofrío por toda la espalda sobre todo por la manera tan fría de hablar

— se....señor....

— escúchame bien... Si vuelves hablar así de ella, te juro que te cortaré la lengua

— lo siento, le prometo que no volverá a suceder  ¡ Se lo juro !— Se disculpó de inmediato e hizo una reverencia saliendo disparada ante la amenaza de ese hombre

El hombre la ignoró y entró a la habitación de la muchacha.

— ¿ Qué haces aquí?— le preguntó atemorizada al verlo entrar a su habitación

—¡ Buenos días hermosa!— al contrario a ella,él le saludó muy atento— ¿ Dormiste bien?

— si claro— contestó mientras en su interior se aguantaba las ganas de gritarle y decirle sus verdaderos planes

— me alegra mucho— Pasó uno de los mechones detrás de la oreja de la pelinegra — ¿ No te hizo nada ?— preguntó refiriéndose a la sirvienta que acababa de salir

— no .... Para nada — afirmó sin verlo al rostro

—¡ Perfecto!... Ahora quiero que te vistas y me acompañes a desayunar — anunció mientras se marchaba de la habitación y cerraba la puerta.

Cuando estaba completamente sola dejó escapar un suspiro largo — ¿ Quién se cree ese tipo para darme órdenes?— se preguntó con coraje levantándose de la cama

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— ¡ Maldito! Ese imbécil se volvió a escapar — gritó de rabia golpeando su escritorio — y ustedes... Y ustedes son unos inútiles — se refirió a sus hombres lanzando varias hojas de papel en sus rostros.

Ellos se disculparon e hicieron varias referencias pero nada de eso podía calmar la cólera de su superior.

— Sanemi¡ Cálmate!— dijo uno de sus compañeros. Un pelinegro con  cubrebocas— eso ya no importa. Ahora debemos enfocarnos en la búsqueda de ese imbécil.

Era extraño pero él y su líder eran los únicos que podían hacerlo tranquilizar.

— no creo que sea suficiente encontrarlo con estás pruebas; todo fue quemado, lo único que tenemos como evidencia de que él estuvo ahí son esas malditas marcas. Ni siquiera había cámaras de seguridad.

— esto realmente es sofocante, me daría vergüenza comunicar esto al patrón

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Sentada frente a ese hombre le hacía sentir muy incómoda, ni siquiera podía disfrutar de los alimentos.
Y él, parecía estar más concentrado en verla que en comer.

MÍA- GIYUUSHINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora