prólogo

909 60 8
                                    





Tenía alrededor de cinco años cuando conocí a Park Wonbin, era el hijo menor de los vecinos que vivían enfrente de la que solía ser mi casa. Nuestras madres solían hacer reuniones para platicar cada cierto tiempo, mi madre me llevó con ella en una ocasión y para que no la molestara me mandó con el hijo de su amiga, al cual conocía de vista, estábamos en la misma escuela pero en diferentes salones. Contrario a su apariencia seria e intimidante, Wonbin fue amable conmigo y me invitó a jugar a la pelota en el jardín de nuestro edificio.

Desde ese día comenzamos a ser amigos, después de la escuela solíamos juntarnos en el patio para jugar a lo que fuese, incluso una vez jugamos a quien podía lanzar mi muñeca más alto. Me la pasaba muy bien con él y sin querer me comencé a enamorar, de esos amores de niños que eran completamente inocentes.

Yo lo veía como mi príncipe azul, era el niño de mis sueños. Solía decirme a mí misma que cuando ambos fuéramos mayores me casaría con él, que tendríamos una enorme familia y muchos gatos... Pero aunque quisiera que eso se hiciera realidad, la verdad era que jamás sucedería, porque Wonbin no me veía de la misma manera, nunca me lo dijo a la cara pero sabía que para él solamente era la niña molesta que lo seguía a todos lados. Era tan amable que nunca me dijo que me alejara de él y lo dejara en paz, no, todo lo contrario, seguía jugando conmigo como si nada.

La primera vez que lo escuché decir que yo le parecía molesta fue cuando estábamos jugando y los demás niños de nuestro edificio lo invitaron a unirse a ellos, Wonbin aceptó de inmediato ya que eran mayores que nosotros y eso le pareció genial, sin pensarlo dos veces se fue con ellos, dejándome sola, ni siquiera me miró antes de irse con esos niños. Yo no entendí que Wonbin no quería estar conmigo, así que los seguí y en el momento en el que los alcancé escuché como uno de los niños le preguntaba a Wonbin si yo era su novia porque siempre nos veía juntos, pude ver la expresión de asco en la cara de Wonbin y rápidamente le respondió que no, que sólo era la mocosa fastidiosa y molesta que no lo dejaba en paz. No supe como reaccionar en ese momento, por lo que simplemente salí corriendo hacia mi casa. 

Al día siguiente cuando fue a buscarme para jugar le mencioné que había escuchado lo que le dijo al otro niño, le pregunté si realmente pensaba así de mí y me sorprendió que lo negara, según sus palabras sólo lo había dicho para que no se burlaran de él pero que yo le caía muy bien. Le creí, no había razón para no creerle, además era mejor creer que lo había dicho por esa razón a creer que en realidad no le agradaba.

Sin embargo, algo cambió desde ese día. Wonbin comenzó a comportarse diferente, había comenzado a decir groserías y a hacer bromas que no debía hacer a esa edad, también me pedía que jugáramos a juegos que no debíamos jugar, juegos de adultos. Aunque eso no fue todo lo que había cambiado, su comportamiento conmigo también cambió, en ocasiones me ignoraba por completo, principalmente cuando estaba con sus nuevos amigos pero después iba a buscarme, disculpándose por haberme ignorado.

Estuvimos en esa situación durante un par de años más, hablándonos y dejándonos de hablar, bueno, Wonbin era el que me hablaba y luego me dejaba de hablar cuando se le daba la gana... Con el tiempo comencé a cansarme de todo eso, así que tuve la grandísima idea de confesarle mis sentimientos, creyendo que así cambiaría.

Le escribí una carta, confesándole todo lo que sentía por él, y le compré su dulce favorito. Conocía a una niña de su salón y le pedí de favor que dejara la carta y el dulce en la mochila de Wonbin, ella felizmente aceptó ayudarme. Le di las cosas en el recreo y quedamos en que me informaría sobre lo que sucedió a la hora de la salida. Estuve ansiosa lo que restaba del día y ni siquiera pude prestarle atención a las clases.

Llegó la hora, la niña y yo nos reunimos junto a la fuente que estaba en el patio de la escuela, al ver la expresión en su rostro me desalenté.

— Leyó la carta y la tiró a la basura mientras se reía, luego le dio el dulce a la niña que le gusta.—fue lo que me dijo. 

En ese instante experimenté mi primer corazón roto.

Fue demasiado doloroso, pero al parecer para Wonbin no fue lo suficientemente doloroso. Más tarde ese día su madre fue a reclamarle a la mía que yo estaba acosando a su hijo, que lo perseguía en los recreos y que le mandaba notas con cosas indecentes. Nada de eso pasó, Wonbin mintió, y por más que intenté decirle eso a mi madre, no me creyó y me dio la paliza de mi vida.

Y eso no fue todo lo que hizo, ojalá hubiera sido todo. Wonbin se dedicó a hacerme bullying hasta que terminó ese año escolar, burlándose de mi apariencia, de mis dientes, de mi cabello, de mi peso... Podía decir con seguridad que Wonbin me había creado inseguridades que no tenía antes.

No entendía porqué Wonbin me había hecho eso, creía que nosotros teníamos algo especial ya que siempre volvía a mí, me equivoqué.

El príncipe azul se transformó en ogro.



Respiré profundo, los recuerdos de aquellos tiempos volvieron a mi memoria debido a que tenía al mismísimo Wonbin frente a mí, después de doce años lo veía cara a cara.

Cuando cumplí veintiún años mis padres comenzaron a molestarme con que ya estaba en edad para casarme y que querían que comenzara a buscar una pareja, no querían que fuera como el resto de mujeres de mi generación. Me hablaban de eso diario, por lo que un día, ya harta, acepté tener una cita con el chico que ellos habían escogido.

Lo que no me esperaba era que ese chico fuese Park Wonbin.

— Yiyeon.—se puso de pie al verme, curiosamente ya no era el Wonbin seguro de sí mismo que yo conocía.— Cómo... ¿Cómo has estado? Te ves muy bonita...

— Esto debe ser una maldita broma.





Próximamente...

My First Love | Wonbin ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora