capítulo 3

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— ¿Y qué tal el trabajo, Yiyeon?—mi hermana Seungyeon me preguntó, rompiendo el silencio que había en el comedor. Nos encontrábamos en el desayuno familiar más incómodo de la historia, mis padres estaban furiosos con lo que les dije el otro día pero aún así me obligaron a asistir al desayuno familiar que organizaban una vez al mes.

— Todo bien.—hablé dándole un trago a mi refresco.

— Qué bueno, me alegro.—me respondió con un asentimiento de cabeza y siguió comiendo, el comedor se quedó en silencio nuevamente. A mis hermanos tampoco les agradaban los desayunos familiares pero por alguna razón siempre asistían.

— Junhyung, ¿te acuerdas de Kim Gyuri?—mi madre le preguntó a mi padre.

— ¿La de recursos humanos?

— Sí, ella... ¿Qué crees? Ya es abuela, ¿puedes creerlo? Y eso que es menor que nosotros.—mis hermanos y yo nos miramos, obviamente eso era una indirecta.— Ahhh, ¿cuándo será el día en el que tenga nietos?

— Nunca.—mi hermano Yikyung dijo.— ¿Para qué quieren nietos? ¿Para tratarlos como nos trataron a nosotros? Si en algún momento llego a tener hijos, jamás dejaré que ustedes convivan con ellos.

— Estoy de acuerdo con Yikyung, no merecen ser abuelos.—mi otro hermano, Seungho, habló limpiándose los labios con una servilleta. 

Mi hermana se metió a la conversación y se inició una discusión a gritos entre los cinco integrantes de mi familia. Yo me quedé callada y seguí comiendo tranquilamente, ya estaba acostumbrada a todo eso, nuestros desayunos siempre terminaban así, en peleas y gritos.

Mi madre terminó echándolos del departamento, jurándoles que jamás les permitiría que pusieran un solo pie en el lugar de nuevo, lo cual realmente no era cierto, a los días a todos se les olvidaría lo que había pasado esa tarde.

— Me tienen hasta la madre todos ustedes.—mi padre gruñó y se levantó de la mesa para irse a la habitación, ni siquiera terminó su comida. Mi madre soltó un suspiro y se llevó los platos a la cocina.

— Qué hermosa familia.—susurré llevándome un pedazo de carne a la boca.

— Yiyeon, hazme un favor.—mi madre me habló desde la cocina, salió de ésta con unos refractarios llenos de comida en las manos. Los puso en la mesa y luego los metió a una bolsa de plástico.— Llévale esto a Junhee.

— ¿Por qué no se lo llevas tú? Amas ir a su casa y quedarte horas platicando con ella.—dije sin levantar la mirada de mi plato de comida.

— Porque tengo que hacer algo... Y no te estoy preguntando, te estoy dando una orden. Llévale la comida a Junhee.—rodé los ojos y dejé los palillos en mi plato, me puse de pie y tomé la bolsa.

— No vayas a recoger mi plato, todavía estoy comiendo.—mencioné al ver que tomaba mi plato.

— Sólo lo voy a llevar a la cocina, allá te lo voy a dejar.—me contestó sin mirarme y aunque me pareció extraño no dije nada.

— Bueno, ya vuelvo.—le dije antes de salir del departamento, caminé el par de metros hasta el departamento de enfrente y llamé a la puerta. Jugueteé con la bolsa esperando a que me abrieran, ¿no había nadie en casa? ¿Por qué estaban tardando tanto?

Estaba apunto de regresarme al departamento de mis padres cuando la puerta se abrió, dejándome ver a una niña de unos trece o catorce años.

— ¿Qué quieres?—preguntó con brusquedad, alcé las cejas, qué niña tan grosera.

My First Love | Wonbin ParkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora