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33 - Jungkook

Sunhye se veía espectacular como siempre, no había manera de que le encontrara una mínima imperfección en toda ella, tal vez tenía defectos, como todo ser humano en el mundo, pero eran invisibles a mis ojos, porque para mi era la chica perfecta por donde la mirase. Y me hacía muy feliz, demasiado.

En tan poco tiempo había experimentado emociones nunca vividas para mi, era como si me hubieran quitado algún tipo de hechizo o amarre de magia negra, y simplemente dejaba al verdadero Jungkook ser feliz, y era feliz junto a Sunhye, ella no me presionaba a nada que yo no quisiera y era la chica más hermosa tanto por dentro como por fuera que había conocido jamás. Y esperaba no cagarla con ella, porque sabía que había estado rechazando todas las citas de su trabajo extra por mi, y yo no podía decepcionarla.

Por eso al entrar a la iglesia, lo hicimos de la mano, nos sentamos como una pareja en nuestro puesto y no parábamos de darnos miradas sonrientes, cómplices. Había una magia en nosotros que no nos permitía estar separados, era hermoso la manera en la que conectábamos en todos los ámbitos que existieran.

Cuando la novia entró, con vestido blanco enorme y largo, con un velo que le arrastraba precioso, la imagen de Sunhye vestida de blanco y yo esperándola en el altar para unirnos en matrimonio me pareció un momento demasiado bonito, tal vez ella no usaría un vestido tan escandaloso como el que usaba su amiga, pero se vería incluso más hermosa, sería la novia más preciosa del mundo, y sin exagerar, ella me vería a los ojos, yo le cogería de las manos y escucharíamos al padre pronunciar los votos de matrimonio, ambos diríamos el "acepto", nos colocaríamos las alianzas y nos besaríamos. Una vida con Sunhye sería algo demasiado digno de vivir, yo deseaba vivirlo, con ella, convertirla en la señora Jeon, y compartir mucho más que películas favoritas, sexo apasionado y el amor por el arte. Compartiríamos la casa, la ropa tal vez, la cama todas las noches, la comida, compartiríamos el amor y el cariño, hasta la eternidad.

Sunhye me apretó la mano cuando el padre dijo la famosa frase de "y los declaro marido y mujer, puede besar a la novia" y yo la miré para sonreírle, en sus ojos claros y brillantes como estrellas escondidas en el mar azul pude apreciar que ella también estaba pensando e imaginándose lo mismo, pero también teníamos muchas cosas que experimentar y saber del otro como para casarnos completamente, apenas teníamos una semana de novios, un mes y dos semanas de habernos conocido, y un mes de nuestro primer encuentro sexual. Incluso sabía la fecha de nuestro primer beso. Había muchas más cosas interesantes que descubrir antes de casarnos, y ambos estábamos dispuesto a emprender el camino del amor juntos antes de dar ese paso definitivo.

Todos nos pusimos de pie y aplaudimos cuando la boda terminó, emocionados y felices por los novios.

Nos desplazamos hacia afuera y la novia hizo la tradicional acción de lanzar el ramo a todas las señoritas, pero a Sunhye no me cayó, ella no se desanimó como otras, porque sabía que aún no era su momento, aún así, vino feliz a mí y me dio un pico en los labios.

—Supongo que eso quiere decir que no es el momento indicado todavía —dijo, agarrándose de mi brazo.

—Ya llegará nuestro momento ¿no crees? —pinché su nariz con mi dedo con cariño.

—Llegará —asintió —Venga, vamos, que ahora en la fiesta Solar dará un discurso y quiero reírme y burlarme de ella un rato —sonrió emocionada y yo asentí.

Nos trasladamos hacia la casa de la amiga de Sunhye, la que compartiría con su nuevo esposo, y nos fueron acomodando por mesas, en algunos estaban los solteros y nosotros tuvimos el privilegio de sentarnos en la mesa donde se sentaban las parejas justo al frente, junto a la familia.

Corrí la silla hacia atrás para que Sunie se sentara y luego yo repetí la acción a su lado. Su amiga hizo la aparición unos minutos luego, saludando a los invitados y recibiendo felicitaciones de todo el mundo, al igual que de nosotros cuando llegó a nuestra mesa.