IRRESPONSABLE [ +18 ] ㅡ Paredes X Dybala

08

Tener el sueño profundo de vez en cuando tenía sus ventajas, por ejemplo, se lo podían llevar puesto con cama y todo que no se iba a despertar, pero por alguna razón hoy no fue así, y puteó tanto. La alarma de Paulo interrumpió su sueño, no entendía por qué  la puso tan alta y tan cerca de él, literalmente sintió como el pitido ensordecedor perforó su tímpano y lo obligó a despertarse.

──Paulo y la puta que te parió, apagá esa mierda.

Se quejó el morocho de ojos claros. Estiró su brazo y después lo dejó caer al costado de la cama colgando, luchando por abrir los ojos, pero era obvio que nunca iba a poder si no quitaba su cara enterrada en la almohada. Paulo nunca respondió y la alarma seguía sonando, así que no le quedó más que incorporarse con muchísimo pesar para buscar el celular del otro, y entonces ahí se dio cuenta que no estaba en la cama con él. Apagó el aparato y se dejó caer de nuevo sobre el colchón, esta vez boca arriba, mirando el techo fijamente unos minutos como si fuera lo más interesante del mundo, no lograba despabilarse.
Sus manos frotaron su cara y parpadeó ya cansado de no poder hacer arrancar sus neuronas.

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──Buenas.
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Como si fuera un robot, su cabeza se giró automáticamente hacia el lado de la voz, encontrándose con el jugador de Roma y su sonrisa más brillante. Traía su pelo mojado y una toalla al rededor de su cuello, ya estaba vestido con el short y la musculosa celeste de la selección listo para entrenar. Mientras tanto estaba Leandro que ni podía corresponder el saludo del sueño que tenía.

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──Levantate cachivache. Dale, ya son más de las cinco.

──Falta.
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Respondió con todo el esfuerzo del mundo y de pronto fue sorprendido por una almohada impactando en su cara.

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──Boludo, ¿a dónde me revoleaste las pastillas anoche?

──¿Qué pastillas?
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El cerebro de Leandro todavía no daba señales de querer arrancar.

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──Dale, enserio.
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Dybala se inclinó para quitarle la almohada de la cara porque él ni se molestó en hacerlo. Se dejó caer de rodillas al suelo para explorarlo con sus ojos en búsqueda de la tira de supresores. Paredes por su lado, tardó un par de minutos más, hasta que por fin parecía más despierto.

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──Se habrán caído a la mierda cuando quité las sábanas.
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Se sentó en el borde de la cama y se estiró un poco, mirando mientras tanto a Paulo agachado en el suelo que veía por abajo de la cama, tratando de encontrar las pastillas. Paredes sonrió y se puso de pie para ir por detrás del muchacho con cautela, se inclinó y lo agarró del pelo tirando repentinamente, y cuando su cabeza estuvo echada en su totalidad hacia atrás, dejó un beso largo en los labios de Dybala, tomándolo por sorpresa.

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──Ahí está, mirá.
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Señaló abajo de la mesita de luz posterior a separar sus labios, pero el cordobés había quedado congelado en su lugar por la repentina acción de su menor. Leandro se fue al baño, pero él estuvo un rato de rodillas en el suelo sin salir del shock, y cuando al fin lo hizo, llevó una mano a sus labios.

Leandro lo había besado, lo había besado sin alcohol ni sexo de por medio, y creyó poder morir ahí mismo. Quería gritar.

Se estiró para agarrar la tableta de supresores y se levantó de un salto, contento, como un nene que recibió la mejor noticia del mundo. Sonreía inconscientemente como un tonto, él mismo pensaba en lo ridículo que seguramente se veía con esa mueca en su cara, pero no era para menos, Paredes lo había besado y fue lo mejor que le pudo pasar. Fue bruto y sexy al mismo tiempo, pero fue tremendo beso para él. Por más que se viniera abajo el mundo, afirmaba que nada podría arruinar su jornada después de semejante acto de buenos días.
Y antes de hacer cualquier cagada, primero se tomó la pastilla como le había prometido al mediocampista. Estaba tan de buen humor que ni su celo podía cagarlo, o al menos no quería que fuera así, por lo que prevenir era lo mejor ahora.