Los Juzgados

Capítulo VI

PERSPECTIVA DE AMADEO

Sentía alarmas por todos lados, estaba desesperado, quería salir un rato la noche se me hacía  un poco turbia. Después de haber hecho dos apariciones me sentía cansado y quería liberar un poco el estrés. Pero no podría distraerme como otros chicos.

Mensaje recibido

Amadeo, levántate y ve hasta la estación policial, te enviare la dirección. Reaparece allí, llevaran a una chica, será nuestra primera víctima. Cuídate.

Entre algunos árboles me escondía, que tanto podía ver si estaba flaco y no pesaba nada. Vi llegar el auto policial, mientras estaban con el protocolo de la llegada de esa chica que me resultaba asustada y bastante triste. Me balanceaba entre cada árbol, hasta trepar el techo. Visualice nuevamente los planos de refrigeración. Nunca me habían dicho que las cálceles tenían aire integral en toda la estación y para mí era tan fácil, abrí la tapa principal, y el inicio de esta travesía apenas comenzaba.

Al cabo de media hora de haber descifrado este laberinto. Veía desde una barandita aquella chica que en unos minutos atrás estaba en el auto policial, no sabía qué hacer,  estos tipos de acto iban contra las reglas. Lo peor de todo es que ni siquiera me había dado cuenta que tenía reglas. Estuve llamando  e intentaba llamar la  atención de aquella chica. Creo que buscar por todos lados quien la llamaba, de hecho creía haber estado loca que se tapó los oídos con sus manos. Una vez así, destape la rejilla, y sosteniéndome desde esa altura, logre bajar sin que nadie se diera cuenta.
Me resultaba bastante impresionante como una chica tan temerosa y triste, podía estar aquí, dentro de 4 paredes, sin tener ninguna abertura, solo esta rejilla que acabo de abrir y que en minutos se darían cuenta. Hasta iba a ser difícil, mientras colocaba Spray de pintura negra sobre la cámara, y dormía a la chica, para una vez subir y subirla a ella.

En mi posición, una soga colgando desde el techo que había dejado mientras tanto, subí lo más rápido que pude, y sin olvidar que antes de todo esto, le había hecho un torniquete para poder subir a la señorita sin lastimarla, y la cual me serviría para arrastrarla sobre el conducto de aire. Por supuesto que estaba helado aquí arriba, peor el camino se me hizo aún más corto, ya que al principio no sabía a donde estaba, y pasaba por las cabinas principales.

Una vez estando afuera recibo un mensaje.

_amadeo unos de mis amigos ira a buscarte, prepárate_

Sabía que no estaba solo en esto, y que se me hacía tan fácil esto así.

Tan rápido llego el auto, me ayudo un señor un poco alto, y la cargó. Me dijo.

Señor: ¡corre amadeo tan rápido como puedas!

Corrí tan rápido como pude, y ya sabes el camino incluso se me hacía corto a ese edificio tan lejos y solitario del pueblo.
Hice todo como había dicho, me quede dormido.

En la mañana siguiente, recibo un mensaje
Mensaje recibido:

_Amadeo, debes ir al colegio nuevamente cuando todos se hayan ido, procura que Dalila Denver este dentro, que te vea, no permitas que te siga_

Hice todo lo que estuvo en mi alcance.
Salí corriendo como de costumbre de ese lugar, al llegar pude notar que el portero estaba medio dormido, de hecho cuando pude entrar tenia puesto unos lentes de sol, diría que es el trabajo más sencillos, caminaba sigilosamente dentro del colegio que sus paredes me parecían conocidas, el sonido de aquella ventana bastante extraña.
Encendí el teléfono procurando la imagen de esa chica llamada Dalila, me pareció Tan hermosa, su estilo era tan pasado de los años 90. Revisaba cada espacio donde se establecían un grupo de personas, de edades diferentes. Hasta que ese rostro dulce y triste, se veía distante y viendo hacia la nada, de pronto me miró y era una de esas cosas que no tenía que hacer, al parecer lo noto.