CAPITULO VII

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PERSPECTIVA DE EITHAN:

Es difícil asimilar la perdida cada vez que te lo recuerdan, incluso cuando has recordado su rostro en otras personas. Supongo que a eso se refieren cuando extrañamos a alguien. Me estoy volviendo loco, no lo sé, quizás sea la consecuencia de ingerir tanto medicamentos para dormir.
Después del último timbre del día, regresamos como de costumbre, Susan y Santiago, me tocaba dejarlos en su respectiva casa. Despedirme siempre ha sido un verdadero objetivo, nunca se sabe cuándo será el último. Vivo con el miedo de no hacerlo nunca más.

De vuelta a casa, me parece sospecho un motociclista que viene detrás de mí, lo he visto desde el retrovisor, acelera y reduce la velocidad cuando lo hago, sentir el cuerpo arder por la adrenalina de no saber en qué situación te encuentras.

Tomo mi teléfono celular, empiezo a buscar entre los contactos.

Susan ha sido la primera en salir.

Llamada saliente

____ ¡hey Susan, no vayas a colgar, me ha estado siguiendo un tipo desde una moto! Dije asustado.

____ ¿Dónde estás Eithan? ¿Algún punto de referencia, para poder ayudarte?

Debido a que estaba pendiente de la llamada, mire al retrovisor y no había absolutamente nadie. Pero a mi lado se encontraba ese chico de suéter con capucha y casco. Bajo mi teléfono tan rápido como puedo, y cuelgo la llamada, no sé si era lo correcto, pero le haría saber a Susan que debía de buscarme, así que presione las veces que pude para avisarles a mis dos únicos contactos por si algo llegase a pasar. Seguía mi camino, un que ya el chico me apunta con un arma desde a fuera, tuve miedo y pare mi recorrido.

Levantaba mis manos como acción de “por favor no me hagas daño”, pero al parecer no habría captado la señal, me tiro al suelo, se echó sobre mí para atar mis manos hacia atrás, pero rápidamente me levantaba llevándome detrás de mi auto.

Constantemente el olor a formón parecía estar presente, rápidamente mis piernas perdían movimiento, y de pronto me quede dormido.

De pronto escucho una voz diciendo;

___ Desconocido: ¡despierta que ni siquiera le puesto tanto! Riéndose de mí.

Me dolían los hombros, aún estaban atadas mis manos.

___ ¡por favor desata mis manos! Le imploraba.

____ Desconocido: ¡me encargare de que duela toda la vida! Decía muy tajante y cerrando la puerta de esta vieja habitación.
Comencé a llorar desesperadamente. Imaginaba que mis padres estarían buscándome por todos lados y no sabía cómo volver.

Al lapso de unas horas, volvió a aparecer un chico de mi altura, con el mismo suéter de capucha y una máscara en el rostro, colocando a mi lado un plato de una pequeña porción de comida sobre el piso. Lo miraba y me parecía conocido. Tomo de mis piernas, quito de mis botas y medias, colocando una cucharita en los dedos de mi pie derecho.

____ Desconocido: ¡come por favor! Me dijo girando para salir de la habitación.

____ ¡tengo manos, por favor no puedo hacerlo así! Le dije.

____ Desconocido: ¡no estoy ciego, pero recibo órdenes, así que calla y come! Yéndose sin más.

No se cuánto tiempo me llevo para comer solo un bocado, aparte ya no me quedaba mucho, todo se iba al suelo.

Así transcurrían las horas desde mi secuestro, sin entendí ni un poco la situación.

Me dolían tanto las manos que no supe en que momento el dolor empezó a disminuir. Sentía un frio y un sudor recorrer mi rostro. Estoy cansado, temía que mis manos no estuviesen bien, y la respiración empezaba ser un poco lenta, quizás es otro día o uno que ya culmina, no encuentro alguna explicación sensata a todo este asunto, no encuentro respuestas.

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⏰ Última actualización: Jul 27, 2023 ⏰

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