Capitulo 14.

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Lo que Jungwon veía no se lo terminaba de creer. Pero claro, solo Kim Sunoo era capaz de tirar una buena pizza y preferir quedarse con hambre. De verdad que no existía otro ser tan tonto como ese enano.

Hacía una hora que había abandonado el comedor, y ahora los profesores los estaban ordenando para ir un rato a conocer los alrededores, así que Jungwon como todo buen compañero fue a buscar a Sunoo.

Bueno, en realidad sólo iba por su mochila.

Pero le sorprendió ver a Sunoo acostado y tapado con unas mantas que a su parecer el mismo se había traído. Estaba mirando al techo y tenía lágrimas alrededor de los ojos. Y estaba muy pálido.

Jungwon se sintió culpable.

-¿Qué haces allí parado mirándome?- preguntó el rubio sin mirarlo.

-Tenemos que ir afuera, nos llevarán a caminar y advirtieron que pondrán inasistencia doble si no vamos. No es como si me importe avisarte, ya sabes, pero luego no quiero que andes de chismoso diciendo que no te avisé.

El pelinegro tomó su mochila y se la colgó al hombro, y estaba dispuesto a salir, pero la voz de Sunoo lo retuvo.

-Podrías... ¿podrías traerme algo de comer?- preguntó con la voz rota.

Jungwon estuvo dispuesto a asentir y a ir rápido a la cocina para buscarle algo. Pero recordó que él no era así.

Si tenía hambre era su jodido problema. Y si le ponían faltas y se quedaba solo, también era su problema, no el suyo.

-¿Me ves cara de sirvienta? Levántate tú.

Y dicho eso se fue a con el grupo grande de alumnos, dejando atrás aquella pequeña cabaña.

Él no le tenía lástima a nadie, y eso tampoco cambiaría.

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Sunoo se secó las lágrimas antes de tratar de levantarse de aquella cama. Hace cuatro horas que Jungwon se había ido, y aún no volvía. De hecho, no escuchaba los murmullos a su alrededor, quizá era el único que se había quedado.

Se puso de pie, sintiendo el mareo en su cuerpo. Fue a la cocina y buscó cualquier cosa que fuese comestible, lo escondió dentro de su remera y volvió a su cabaña.

Pudo rescatar unas barras de chocolate, un hot dog y un jugo de naranja. Comió todo en silencio, disfrutando de lo rico de aquella salchicha repleto de salsas. Se lamió los labios al terminar todo, tiró el envase del jugo y volvió a su cama, esta vez más feliz.

Mañana le inventaría a sus profesores que estaba muy enfermo como para salir de la habitación, era una mentira pero valía la pena.

Se dispuso a darse una ducha, se quitó sus prendas algo incómodo por lo pequeño del lugar y se metió a la ducha. El agua estaba fría, eso le relajó.

Aunque sabía que estaba mal comer esas porquerías, era raro sentirse plenamente lleno. Era seguro que luego se sentiría culpable cuando se mire al espejo, pero qué más daba, no tenía a quién impresionar con su físico y se si convertía en una bola de grasa que rodaba, a nadie le importaría.

[💌]

Jungwon había llegado a la cabaña todo sudado y cansado, se tiró en la cama luego de ver que Sunoo no estaba en la suya. Oyó el agua correr, pero no le tomó importancia.

Muy cansado y todo, pero eso no significaba que no tenía ganas de hacer maldades. Así que cuando escucho que Sunoo apagó el motor del agua, se escondió al lado de un viejo armario, para de ese modo asustar al enano luego.

"Va a gritar como nenaza" pensaba con diversión.

Sunoo siendo inconsciente de lo que pasaba a su alrededor, salió del baño cubriéndose con una toalla. Tomó su ropa interior gris que había dejado sobre su cama y se lo puso lentamente, sintiendo su cuerpo cansado y adolorido.

Por otro lado estaba el pelinegro, tragando saliva fuertemente.

Cómo que en aquella habitación estaba haciendo mucho calor, ¿no?

Sunoo no era para nada su tipo, para nada. Entonces, ¿por qué mierda estaba teniendo una erección al verlo desnudo? Su cuerpo reaccionó por sí solo y la dureza de su pene le aseguraba que le gustaba mucho lo que estaban viendo sus ojos.

La piel de Sunoo se veía suave, acanelada, lisa y sin imperfecciones. Su cintura era fina y delicada, y sus muslos estaban bien ejercitados. Oh claro, como dejar de lado aquel grandioso trasero. Porque, vamos, no era algo que se veía todos los días.

Sunoo estaba de espaldas, pero si se giraba a verlo estaría muerto.

Jungwon se imaginó follar aquel culo mientras estiraba de ese cabello rubio y sedoso, quizás le susurraría cosas al oído sólo para ver su reacción.

Hum, a Jungwon le encantó aquel cuerpo. Pero seguía odiando a Sunoo, ¿era posible? Claro que sí.

Sunoo salió del lugar y el pelinegro se relajó al no ser descubierto.

Le dolía el pene, estaba jodidamente duro, la cabeza de su miembro asomaba por su pantalón, estaba hinchada, demasiado. Se tocó levemente sólo para comprobar lo caliente que estaba. Pero no pensaba masturbarse, él no hacía eso.

Se quedó un rato tratando de pensar en cosas feas, sin embargo, lo único que se le venía a la mente era aquel hobbit culón. Y Dios, como quería poderlo.

"Solo una follada, solo una y me basta" decía en su mente, tratando de convencerse.

Se encerró en el baño y entre gruñidos comenzó a tocarse. Su pene estaba duro, listo para entrar en aquel culo de forma bestial. Ahora no le cabía duda alguna de lo zorra que era el rubio. Pero no le importaba, siempre y cuando le dejara follárselo al menos una vez.

Llegó a un orgasmo que no le dejó para nada satisfecho, apenas y lo había sentido, quizás porque no estaba acostumbrado a meterse mano. No era nada comparado a estar dentro de alguien, eso sí era exquisito, aún más en un culo como el de Sunoo, con eso sí que sentiría placer.

Jungwon comenzó a pensar en qué debería hacer para tener una noche a solas con ese lindo e odioso enano.

Porque pensaba dejarlo con un gran dolor en el culo y con sus nalgas llenas de semen.

Y de solo pensarlo, se ponía duro de nuevo.

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"𝗣𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora